Afirma el Padre Solalinde que obispos en Veracruz miran los problemas “desde la barrera”

El padre Alejandro Solalinde emitió duras críticas en contra de los obispos y curas de Veracruz al señalarlos de estar alejados de las necesidades de la población y sólo mirar los problemas "desde la barrera".

En su rueda de prensa, aseguró que la actuación de los jerarcas se asemeja a la de los príncipes en donde sólo se administra lo que se tiene y se critica lo que no les parece sin hacer nada por la comunidad.

“Están viendo al lobo mayor, los pastores, desde la barrera. No van a romper esa barrera porque no fueron formados para eso, pero hay que decir si pueden cambiar, si quisieran”.



Además, como lo ha hecho en otras ocasiones, aseguró que muchos padres en la entidad saben dónde hay predios con desaparecidos pero no lo dicen a las autoridades porque fueron educados por el Vaticano para no agredir a otro estado político.

“Estos obispos que tenemos en la provincia eclesiástica de Veracruz, yo insisto son personas buenas, son personas educadas pero a ellos los formaron así. A ellos los formaron de tal manera que el Estado del Vaticano, entonces un Estado no se puede meter con otro Estado porque no se puede. Cristo no fundó ningún Estado y fundó la Iglesia para que profetice.

“Duele ver a los pastores que fueron formados para ser administradores, para permanecer cómodamente, porque un Obispo tiene una posición privilegiada porque es como un príncipe pero para colmo de males también tienen miedo, porque con todas esas características la formación que han dado a los Obispos no responden a los riesgos, no responden a los peligros y asuntos que tenemos”, dijo.



Insistió que los jerarcas veracruzanos no se acercan a sus feligreses pero le duele que, sobre todo, no los han defendido ante la ola de violencia que impera en el país.

“Una situación tan grave como fue y como es la de los migrantes, el sicariato forzado, Veracruz sigue siendo un centro de sicariato forzado, desapariciones de jóvenes. Veracruz hay que decirlo es una fábrica de desapariciones y el ambiente católico sigue de una manera administrativa, condenando lo que no le parece”.