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Columnas y artículos de opinión
En Caliente
Autodefensa
Benjamín Garcimarrero
13 de enero de 2014
alcalorpolitico.com
Un viejo sociólogo de hace dos siglos, comparó a la sociedad con un cuerpo humano que emulaba todas las funciones que la naturaleza había dispuesto para los seres vivos.
 
En la antigüedad Anaxágoras y Platón en su cosmología y en sus opiniones sobre la sociedad adoptaron esta postura, que volvemos a encontrar en algunos filósofos italianos del Renacimiento como Ficino y Bruno, quienes consideraron el universo como un macrocosmos en correspondencia con el microcosmos del ser humano. En el siglo XX fue defendido por A.N. Whitehead, quien denominó organicismo a su filosofía y por H. Spencer, que aplicó dicho concepto al estudio de la sociedad.
 
La organización del Estado, cualquiera que sea este, refleja las mismas características que el humano modo de ser, considerando particularmente las necesidades elementales que determinan el comportamiento social, ético y político.
 

La filosofía popular ha creado pequeñas frases sentenciosas que tienen la sabiduría de una biblia chiquita; algunas de ellas rezan de esta guisa:
 
a) Duele más el cuero que la camisa.
 
b) La necesidad tiene cara de perro.
 
c) El valiente vive hasta que el cobarde quiere.

 
d) “Que Dios ayuda a los malos, cuando son más que los buenos”.
 
Tal vez el hambre y la sed, sean las necesidades primarias de todos los seres vivos; por satisfacerlas se fundaron pueblos y civilizaciones, nacieron unos y se extinguieron otros. La dependencia de la naturaleza es tan substancial, que no puede concebirse un grupo humano sin considerar el entorno geofísico en que se desarrolla.
 
Las formas de dominio y exterminio masivo, han llegado a sutilezas y engaños tales como inventar enfermedades falsas, o a manipular la prodigalidad de la tierra para matar por hambre aunque estemos sentados en la riqueza que cualquier ambicioso sataniza para su provecho.
 

La historia de Veracruz, entraña el relato del portón de la conquista y del saqueo sistemático de españoles, gringos, franceses, piratas, gambusinos, petroleros, mineros y una constelación de curas y religiones que siguen haciendo de las suyas en las nuestras.
 
Lo peor de todo es que ahora el mismo gobierno ha creado leyes para impedir los sistemas de defensa y de lucha, pone candados, auspicia el fanatismo y la obnubilación para asegurar su permanencia en al poder y en la riqueza.
 
Han maldecido la cannabis y la amapola que buena riqueza podrían atraer, persiguen a delincuentes que quizá no lo fueran si se legalizara la producción. Hacen reformas para que los extranjeros puedan seguir medrando del petróleo y del gas; provocan hambre y pobreza a la manera del proverbio español que decía: “El indio bueno es el indio muerto”.
 

Prohíben las armas y el derecho a la defensa individual, a pesar de que el sistema de gobierno no se da abasto para defender a los ciudadanos o establecer formas de seguridad pública. No acaban de comprender que el poder se desplaza cuando la ineficiencia no resuelve la necesidad de vivir en paz.
 
Los discursos vacíos son tan necios y fatuos como una perorata en el púlpito o un elogio en boca propia.
 
Veracruz no es cuatro veces heroica, sino cuatro veces mártir. El pensamiento político, está enfermo; está contaminado. Todo está repartido o destinado a ese fin. Y pensándolo bien, creo que lo que tenemos mejor re- partida, es la madre.