Examen de opción múltiple, insuficiente en evaluación docente; deben valorarse habilidades

Investigadores del Instituto Belisario Domínguez (IBD), organismo del Senado de la República, consideran que la evaluación docente también debe valorar habilidades y actitudes de los maestros.

“La evaluación del desempeño a los docentes debe enfocarse en las prácticas de éstos que involucren las diversas habilidades y actitudes que posee cada uno, como la relación con los alumnos y otros docentes, y la forma en que se atienden situaciones muy diversas que se presentan en el aula”.

En un estudio publicado por el IBD titulado “La evaluación del desempeño docente: de lo comprometido a lo realizado”, señala que la aplicación de un examen de opción múltiple es insuficiente y que debe tomarse en cuenta la manera en que desarrolla su trabajo cada profesional evaluado para analizar e identificar rasgos de la práctica que deben continuar y fortalecerse, otros que deben modificarse y otros que deben ser sustituidos para acercarse a prácticas ideales.



Sostiene que 106 mil profesores y directivos de educación básica han sido evaluados con instrumentos “que apenas recogen información sobre el conocimiento que poseen de su materia de trabajo y de las normas a las que deben sujetarse, pero no de las competencias que despliegan para crear un ambiente favorable al trabajo en el aula o en la escuela y, especialmente, para guiar el aprendizaje de los estudiantes”.

Agrega que los resultados no permiten establecer diferencias claras entre prácticas docentes “adecuadas” e “inadecuadas” y, más aún, pueden provocar que se premie o castigue a quien no lo merece.

Por ello, es indispensable evaluar la evaluación aplicada: sus bases (perfiles, parámetros e indicadores) y, especialmente, los contenidos y la calidad técnica de los instrumentos aplicados, incluidos los criterios de calificación utilizados; también debe ser objeto de esta evaluación el diseño institucional para la puesta en marcha de la reforma en materia educativa actualmente en marcha.



“El carácter formativo de una evaluación sólo es posible si en su diseño se consideran instrumentos apropiados para una práctica compleja, que implica múltiples acciones o micro-acciones simultáneas que permitan implementar programas específicos de formación y asesoría para cada sujeto evaluado, los ‘trajes a la medida’ anunciados por el titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP)”, indica.

Los resultados de la evaluación para el ingreso, la promoción y la permanencia en el servicio educativo, tienen consecuencias de alto impacto en la trayectoria profesional de cientos de miles de profesionales de la educación, lo cual obliga a una evaluación de muy alta calidad, advierten los investigadores del Senado, agrega.

También refiere que en la primera fase de la evaluación del desempeño docente se aplicó una versión sensiblemente reducida a la prevista en la ley, también enunciada por el INEE y recomendada por organismos internacionales, como la OCDE.



Los investigadores del IBD proponen que la transparencia sobre los contenidos de la evaluación debe aplicarse también a los procesos de ingreso y promoción, ya que de este modo la administración educativa contribuiría al compromiso de gobierno abierto, suscrito por el gobierno mexicano.

“Así, la evaluación del desempeño se convierte en un medio para el desarrollo profesional y, en general, para el mejoramiento de la educación, cuando no solamente certifica la suficiencia de conocimientos y ofrece una clasificación por estratos de logro; por tal motivo, es necesario implementar mecanismos que permitan aportar información consistente sobre la manera en que desarrolla su trabajo cada profesional evaluado”, concluye la investigación.

El artículo completo del Instituto Belisario Domínguez puede consultarse en la dirección electrónica: http://www.senado.gob.mx/ibd/content/productos/reporte/reporte34.pdf