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Particular cierra el Callejón González Aparicio, en el centro histórico de Xalapa

- Sin mediar acuerdo de Cabildo la propietaria cambió uso de suelo y nombre - Comerciantes y peatones afectados ¿El INAH, dónde está?

?ngeles Gonz?lez Xalapa, Ver. 02/04/2008

alcalorpolitico.com

En pleno centro histórico de la capital del estado se da el cierre de un antiguo callejón que hoy es transformado por un particular para ampliar los establecimientos comerciales de su propiedad, en lo que constituye una de las principales vías de circulación para el resto de comercios ubicados a lo largo y ancho de la calle Carrillo Puerto.

Se trata del antiguo y pintoresco callejón de González Aparicio al que la empresaria Cristina de Arcángeles arbitrariamente y sin mediar sesión de cabildo decidió cambiar el nombre por nuevo “Callejón La Perla”, cubrió el empedrado con planchas de cemento, colocó barandales para ampliar sus cafeterías, colocó estructuras metálicas arriba para techar con domos y prácticamente canceló la circulación en esta vía pública que de un ancho mayor a los tres metros y medio se redujo a un metro y hasta a 70 centímetros de ancho.

En su entrada principal que hace esquina con Carrillo Puerto se ubica una casona antigua donde hoy funciona el Café Chiquito, ahí nacieron Eduardo y Sergio Guiot Bouchez, en honor a quienes se colocó una placa de “Honor al mérito deportivo. Atletas de talla internacional. Década 1940- 1950. Xalapeños inolvidables”.

En esta construcción propiedad de la señora Arcángeles se observa la huella que dejaron al arrancar una placa donde se leía el nombre original del Callejón González Aparicio; en su lugar los comerciantes que rentan las propiedades de Cristina de Arcángeles colocaron vistosos carteles donde invitan: “Visítenos en el Nuevo Callejón La Perla…. Tu nueva historia en el Centro Histórico”.

Los afectados que prefieren omitir sus nombres, refieren que desde la administración del alcalde Ricardo Ahued Bardauil la empresaria insistió en lograr su autorización para transformar la fisonomía del callejón; sin embargo, no fue sino hasta el inicio de la administración del también alcalde priísta David Velasco Chedraui cuando consiguió el visto bueno del ayuntamiento para invadir y apropiarse de esta vía pública, en la que de hecho desde hace meses ya había colocado mesas, sillas y vistosas sombrillas para los asiduos a las cafeterías del Callejón, en casas y locales por los que cobra rentas de 10 mil, 11, 8 y hasta 6 mil pesos mensuales.

A pesar de la oposición del resto de comerciantes y ufanándose de sus excelentes relaciones con las nuevas autoridades municipales, Cristina de Arcángeles aprovechó las vacaciones de Semana Santa y desde el día 2 hasta el 24 de marzo cerró el callejón con enormes tablas para realizar los trabajos de trasformación del referido callejón, desde la calle Carrillo Puerto, hasta el estacionamiento propiedad de uno de sus hermanos.

A esa altura el callejón se cierra con enormes pilas de cemento, tubos y cadenas en una rampa de 70 centímetros de ancho, que se vuelve aún más angosta debido a las protecciones metálicas de los ventanales de antiguas viviendas vecinas.

Habrá que investigar si la señora de Arcángeles y el munícipe David Velasco cuentan con las respectivas solicitudes y autorizaciones del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), las Secretarías de Comunicaciones, de Comercio y de Hacienda y Crédito Público (SHCP) primero, para modificar un espacio arquitectónico que forma parte del centro histórico de la capital veracruzana (curiosamente el Colegio de Arquitectos de Veracruz nada ha dicho al respecto); segundo, para cerrar una vialidad pública; tercero, para cambiar a comercial el uso público del suelo y; cuarto, por el pago de impuestos por el uso –indebido- del suelo.

Aunque ninguno de los afectados se atreve a denunciar y demandar legalmente a la empresaria dedicada a la venta de residencias y casas habitación, es generalizado el malestar que ha provocado entre los comerciantes de la calle Carrillo Puerto, pues se dice que Contino, Café Colón y la Pizzería El Pomodoro entre otros, tienen serias dificultades para descargar sus mercancías (refrigeradores, pantallas, televisores, zapatos) y materias primas o enceres (costales de café en grano, jitomates, chiles, papas, cebollas, mangos, limones)

Pues hasta hace unas semanas llegaban hasta el estacionamiento de atrás y los trasladaban por el referido callejón, cuando hoy ni un carrito de dulces de 70 centímetros de ancho puede pasar.

Incluso, este lunes no podían sacar a una persona mayor en silla de ruedas. El resto de peatones camina por el callejón sólo en fila india.

Y es que este tipo de prácticas ilegales, abusivas y de mal gusto son cotidianas en las rancherías de los municipios más atrasados y poco urbanizados, donde los lugareños acostumbran cerrar las vialidades para ampliar sus jacales, changarros y hasta chiqueros, pero en la Atenas Veracruzana uno esperaría que los ciudadanos, los empresarios, comerciantes o ya aunque sea, las autoridades municipales, mostraran un poco más de aprecio a la cultura, a los espacios y edificios arquitectónicos y, sobre todo, respetaran la normatividad vigente que procura el respeto a los peatones, a las vialidades y a los derechos de terceros.