Ir a Menú

Ir a Contenido

Sección: V?a Correo Electr?nico

Mutatis mutandis

Pobres y hambrientos

Rafael Arias Hern?ndez 30/01/2013

alcalorpolitico.com

Imposible ocultar lo evidente: México tiene hambre y sed de justicia, en todos sentidos.

Insostenible, ante la contundente evidencia que muestra la realidad, como en otros temas de preocupación y prioridad social, se derrumba y exhibe el conocido y recurrente discurso gubernamental del “no pasa nada, todo va bien y viene lo mejor”.

El lenguaje de los hechos se impone; la realidad real, no la versión oficial, termina por diferenciar, lo falso de lo verdadero, la certeza del engaño.

Entre otras, una acción ha sido suficiente, para poner en el lugar que merecen a todos aquellos que sostuvieron que la pobreza no existía ni crecía; que eran exageraciones académicas y mediáticas; y que quienes lo advertían y señalaban eran obstinados pesimistas y hasta catastrofistas.

Inolvidables en la memoria histórica los que, por fortuna, en su temporal o efímera existencia, como gobernantes o funcionarios públicos se caracterizan por su pobreza moral y su inconsistencia intelectual.

Inolvidable, el autor de la inefable frase de que, “en México, la pobreza es un mito”.

Esa acción reveladora reciente, ha sido el simple anuncio de la ahora tan conocida, como esperanzadora y cuestionada, cruzada nacional contra el hambre, convertida en compromiso y programa del gobierno del presidente Peña Nieto.

¿Y los gobiernos estatales y municipales?

Anuncio ampliamente difundido, que al fundamentarse y justificarse en cifras y en hechos, simplemente desplaza y sustituye a esa otra versión oficial que niega, minimiza y desatiende el crecimiento y complejidad de problemas, como el de la pobreza.

¿NO QUE NO?

Lo negado, lo escondido, lo minimizado se hace presente. Ni cómo ayudarlos.

Por donde se vea, el simple anuncio desenmascara o destapa un inocultable, amplio y complicado problema: la pobreza de millones y millones de mexicanos, en todas sus formas, incluyendo ahora, la del hambre.

¿Y el derecho a la alimentación, que el Estado debe garantizar, a todos?

De ahí que resulte obligado desmantelar y abandonar tanto al desgastado y obsoleto discurso oficial de siempre, como a las fallidas y repetidas actividades oficiales que les han seguido y representan. Así como insistir, en combatir la ineficiencia y, en no pocos casos, hasta erradicar la delincuencia gubernamental que les caracteriza.

Pocas políticas públicas, contados programas gubernamentales y menos políticos y servidores públicos, resultan la excepción a la generalizada regla de pocos o nulos resultados favorables; consecuentemente, en general, en el tema de combate a la pobreza, después de largo tiempo de intentarlo, buena parte de los gobiernos en este y otros temas, han perdido credibilidad y confianza de la sociedad.

Ahí están los hechos: entre más la combaten, más crece.

A más de tres décadas de lucha oficial, de cuantiosos recursos públicos de innumerables discursos gubernamentales “del vamos bien”; y, desde luego, de gastos gubernamentales innecesarios de autopromoción y auto adulación, así como de condicionamiento, desviación y desaparición de buena parte de ellos, bajo el principio de “político pobre, pobre político”, conocidas practicas delincuenciales que los convierte en ricos de la noche a la mañana.

Después de todo esto y más, en México aproximadamente uno de cada dos mexicanos es pobre.

Y lo que es peor, poco más de uno de cada diez es pobre en extremo, o ahora conocido como hambriento.

Para ellos, no ha pasado de buenos deseos y mejores intenciones, lo establecido en el artículo 4º de la Constitución General: el derecho de todos los mexicanos, “a una alimentación nutritiva, suficiente y de calidad. El Estado lo garantizará.”

Y eso sin mencionar la estrategia Hambre Cero, de la Organización de las Naciones Unidas.

PRIMERAS ENSEÑANZAS

Lo trascendente, lo importante no sólo son las buenas intenciones y los renovados propósitos; o las innovaciones y variantes introducidas, por la cruzada recién iniciada, que bien merecen toda la atención y ocupación de la sociedad.

No. Por lo pronto hay que insistir y tener presentes algunos resultados, simples y claros, que podrían considerarse como primeras lecciones a tomar en cuenta.

1.- Entre más discursos gubernamentales y más recursos públicos se le destinan, más crece el número de pobres y, ahora, de hambrientos.

2.-Los pocos súper-ricos, con el favor, la complicidad y el apoyo gubernamental, son cada vez más ricos, algunos ya de prestigio o desprestigio mundial.

3.- Las políticas públicas no van al origen o causa, poco o nada afectan los injustos sistemas e intereses predominantes; y los políticos que las promueven, sostienen y aplican, en muchos casos, no sólo no atienden y resuelven los problemas, sino justifican sus pocos y nulos resultados, canalizando más recursos y extendiendo e incrementando los programas gubernamentales.

4.-Además, se han observado, por un lado, hacia los supuestos destinatarios, situaciones de manipulación, condicionamiento y clientelismo político electoral; y por el otro, tráfico, enriquecimiento y empoderamiento de innumerables encargados y líderes asociados, quienes de muchas formas resultan beneficiados. Comprobación y vigencia inequívoca del viejo principio de que “el que parte y recomparte se queda con la mayor parte”.

Es fácil advertir que todo esto y más, ha ocasionado un gran deterioro en el bienestar social. Ni los mismos discursos, ni iguales políticas públicas.

HAMBRIENTOS Y EXCLUIDOS

Lo anunciado se focaliza, para la primera etapa, en 7.4 millones de 400 municipios, cuando la cobertura de la pobreza extrema es mayor de casi 13 millones. Y por carencia alimentaria, de 28 millones, en cifras cerradas. Ergo, no están todos los que son.

Preciso que el tema se retome, analice, evalúe y actualice permanentemente; que se identifiquen fortalezas y debilidades, pendientes y complementos. Los gobiernos estales y municipales tienen mucho que hacer al respecto.

Con más razón, si se tiene presente que la cruzada se ha definido como“una estrategia integral e incluyente a favor de los más pobres entre los pobres… sustentada en cinco objetivos”:

-Cero hambre a partir de una alimentación adecuada.

-Eliminación de la desnutrición infantil aguda.

-Aumento de la producción de alimentos.

-Reducción de las pérdidas post-cosecha y de alimentos.

-E impulso a la participación comunitaria y la movilización popular.

Luego entonces, requerimos de un esfuerzo cuyos alcances deben extenderse no sólo en el espacio, en la geografía; sino también en el tiempo, en la perseverancia, precisión y previsión. Así como en el seguimiento y control, la fiscalización y la evaluación pública y social, de estos y todos las actividades de los gobiernos federal, estatales y municipales, incluyendo los órganos autónomos.

Frente a un injusto e insostenible modelo de desarrollo desigual, concentrador de riqueza y generalizador de hambre y miseria, imposible disminuir la pobreza de la inmensa mayoría, si no se detiene el excesivo enriquecimiento de unos cuantos.

¿Seremos capaces de cambiar nuestra indolente, sumisa y cómplice actitud frente a las exigencias presentes, que tarde o temprano repercuten en un futuro lamentable, pleno de limitaciones y sacrificios para muchos, para demasiados?

Sostiene el gobierno federal que: “el éxito de la Cruzada dependerá de la suma de voluntades, de la capacidad de articular acuerdos en el marco de nuestra compleja pluralidad; de la decisión de poner a México por delante, de ser generosos con este gran país al que todo debemos”

Incluso, para garantizar más transparencia y participación, se anunció que “se promoverá la integración de Comités Comunitarios, con ciudadanos que incidirán en el diseño, instrumentación y supervisión de las acciones implementadas y definan las prioridades”.

Rendición de cuentas efectiva y evaluaciones públicas permanentes y auténticas, podrían marcar la diferencia entre el logro y el fracaso.
¿HAMBRE EN VERACRUZ?...continuaremos.