Sí hay gente amable y contenta; ser una desgraciada no es la única opción

Hola, estoy inspirada y antes de que se me vaya la idea les comparto que hoy en el súper me faltaban 7 pesos y cuando iba a regresar la mercancía, una señora muy amable me completó.

Ok, 7 pesos es poco o mucho; no es eso, es el hecho de que ella no lo sabe pero sembró en mi una semilla de bondad y nobleza porque al tratarme bien yo sé que existe esa opción no solamente ser una desgraciada con el prójimo, tengo elección, es una herencia, así se hacen las cadenas y desgraciadamente no todas de cosas afables.

Me he fijado cuando un auto me da el paso y estoy hablando de que todos tenemos prisa, 9:00 a.m. automáticamente yo le doy el paso a alguien y así sucesivamente, el efecto amabilidad, y creo firmemente que más allá de gobierno, dinero y reglas, cuando los valores de cada quien se imponen fluye el tráfico y la paz que tanta falta nos hace.

Pienso que cuando alguien no es amable quizás nadie lo ha sido con él, o simplemente no se da cuenta, yo quiero agradecer a todas esas personas que no conozco y tal vez nunca conoceré, por darme el paso como peatón, ciclista o conductora, al conductor de taxi o urbano que maneja con responsabilidad por la paciencia y respeto a la vida.

Y eso lo aprendes con el ejemplo de tus seres cercanos, porque nos guste o no, la ciudad es de todos y cada vez somos más, tenemos tanto poder para destruir o construir, yo sueño con ciclovías, puentes peatonales, perros felices, niños amados, etcétera, no sé si me tocará ver esto hecho realidad en mi amada ciudad, pero lo que si sé es que me pone contenta encontrarme personas buenas y amables.


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