“El teatro me hace sentir viva”, dice Danna Camila, mejor actriz en Festival de Teatro UV

“Se me llena el cuerpo de adrenalina desde que salgo al escenario. Me gusta el teatro, me hace sentir esa emoción, cada vez que interpreto a un personaje, me da la oportunidad de vivir distintas vidas”, explica Danna Camila Hernández, estudiante de la Facultad de Teatro que está por terminar su licenciatura en la Universidad Veracruzana (UV), ganadora del premio a la mejor actriz por su participación en la 34 edición del Festival de Teatro Universitario.

Danna Camila formó parte del elenco de la obra “El reloj descompuesto de Tete”, participación que le hizo merecedora al premio Mejor Actriz, categoría A, Artes UV, un logro que es el testimonio de su talento y del compromiso que, como creadora escénica, comparte con la comunidad sus propuestas por medio del arte escénico.

Por trabajar en un proyecto escénico, no tuvo la oportunidad de asistir la noche en que se dieron a conocer a los ganadores. “Me enteré por un mensaje que me mandaron, felicitando. Saberlo me dio mucho gusto”, dice sonriendo.



Tenía ocho años cuando inició su formación actoral en los cursos de verano que el pintor Hugo Curiel ofrecía en la Galería Curiel. Primeros pasos en la actuación que se prolongaron en la Preparatoria Juárez, al inscribirse en la paraescolar de teatro, con papeles de obras más grandes. Todo eso la motivó a inscribirse en un curso que impartió la UV, donde conoció métodos de actuación. Ese fue el momento en que tomó la decisión de estudiar teatro.

“El teatro me hace sentir viva”, explica entusiasmada al compartir su emoción en participar en las clases de la Facultad de Teatro de la UV; “elegí como perfil, actuación. Desde que estaba en el cuarto semestre tuve la oportunidad de participar en algunas obras”.

Al cursar el cuarto semestre, en el Taller de Práctica Escénica, tuvo como maestro a Enrique Burgos. “Me impactó su estilo de pedagogía, relacionado con el conocimiento corporizado; ahí hacemos ejercicios basados en la respiración, en la repetición de toda la memoria que guardan nuestros cuerpos, eso lo explotamos para llevar a la escena. Practiqué ejercicios de confianza, en los que experimentamos acrobacia; nos subimos a una mesa, dejándonos caer para atrás, en los brazos de los demás, eso nos hace sentir seguros con el grupo que trabajamos, nos da la confianza del trabajo en grupo”.



A unos pasos de obtener su título, su horizonte profesional se amplía. Decidida a experimentar las distintas facetas de las artes escénicas, ha decidido incursionar en la dramaturgia, en buscar obras en las que participar. Este premio es un escalón más de una carrera que inicia, energía que sin duda heredó de su madre, Patricia Tejeda. Enhorabuena.