Miguel Ángel Yunes Linares, exgobernador de Veracruz, reaccionó públicamente ante el fallecimiento de su histórico adversario político, Fidel Herrera Beltrán, con un mensaje breve, que marca el cierre de una era de confrontaciones en la política veracruzana.
“Lamento el fallecimiento de Fidel Herrera Beltrán. Mis condolencias a su familia. Descanse en paz”, publicó este viernes en sus redes sociales.
Ambos personajes protagonizaron una de las rivalidades más intensas en la historia reciente del estado. Desde trincheras opuestas, Yunes Linares (ex priista y posteriormente panista) y Fidel Herrera (militante del PRI durante toda su trayectoria, desde muy joven) llevaron su disputa del ámbito partidista al terreno personal, institucional y mediático. Durante su campaña de proselitismo en el año 2004, era tal el alejamiento entre ambos que el Candidato, cuandose refería a Yunes Linares, siempre decía “el innombrable”, calificativo que era recogido por reporteros y comentaristas.
Durante su gestión como gobernador de Veracruz (2016–2018), Yunes acusó a Fidel Herrera de presuntos vínculos con el crimen organizado y de haber financiado su campaña con recursos del narcotráfico. Incluso reveló presuntas pruebas que ligaban al entonces exgobernador con el Cártel del Golfo, señalamientos que Herrera siempre negó tajantemente.
Fidel Herrera, quien gobernó el estado de 2004 a 2010, dejó un legado polémico marcado por acusaciones de corrupción, autoritarismo y manejo opaco de los recursos públicos. Sin embargo, también fue reconocido por su habilidad política y su influencia en la estructura del PRI durante su época.
La muerte de Herrera Beltrán, ocurrida el 2 de mayo de 2025 a los 76 años, ha provocado una oleada de reacciones en el ámbito político nacional. Su vida pública estuvo siempre rodeada de poder, lealtades divididas y una relación estrecha —aunque luego fracturada— con figuras como Javier Duarte, quien lo sucedió en el cargo y actualmente permanece detenido por delitos de corrupción.
El mensaje de Yunes Linares, breve y sin adjetivos, representa el final de un capítulo marcado por la confrontación, pero también por el reconocimiento institucional que la muerte impone.