Ir a Menú

Ir a Contenido

Sección: Estado de Veracruz

Sursum Corda

¡Oh, mujeres tan divinas!

Pbro. José Juan Sánchez Jácome 03/02/2020

alcalorpolitico.com

La música popular mexicana dedica palabras muy hermosas para expresar la importancia que tienen las mujeres en la vida de los hombres, de la familia y de la sociedad en general. Entre tantas canciones que expresan precisamente el cariño y la admiración que se tiene por las mujeres, retomo la expresión consagrada Mujeres divinas, de Martín Urieta, en la voz de Vicente Fernández.

Esta misma canción nos permite también expresar como Iglesia, el aprecio y la admiración que sentimos por todas las religiosas. Cada una de ellas, con un estilo y un apostolado particular, nos cuestionan y nos asombran por la manera tan radical como se han comprometido a seguir a Cristo.

Darles este calificativo no quiere decir que no sean humanas o que vivan desconectadas de la realidad. Más bien, queremos señalar que su vida de consagración y de sacrificios, muchas veces heroicos, les da un status y una proyección que brilla por sí misma. Incluso pueden llegar a ser más humanas que muchas otras personas por su extraordinaria sensibilidad para atender a los más necesitados.



La originalidad de su vida y su auténtico compromiso ciertamente cuestionan esta cultura que nos está llevando al materialismo, al consumismo y a pensar de manera excesiva y narcisista en uno mismo. Tienen bien presente una de las enseñanzas de Jesús, que definen de manera esencial nuestro cristianismo: “Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de estos hermanos míos más humildes, por mí mismo lo hicieron” (Mt 25,40).

La Vida Consagrada está formada no solamente por mujeres sino también por varones. De hecho, tenemos en la Iglesia órdenes y congregaciones religiosas masculinas que han hecho valiosas aportaciones a lo largo de la historia.

Nos referimos más a las mujeres porque constituyen el mayor número de personas consagradas a Dios y porque tienen una presencia muy importante en nuestra Iglesia diocesana. Entre nosotros tenemos monjas, quienes viven en la clausura y completamente dedicadas a la oración; e innumerables religiosas trabajando en apostolados, escuelas, hospitales, instituciones y parroquias, atendiendo a niños, jóvenes, enfermos y ancianos. Algunas otras, realizando actividades complejas en el campo de la asistencia social y de la rehabilitación de las personas.



Refiriéndose a los votos religiosos de los consagrados y las consagradas, el papa Francisco dedicó estas palabras: "La vida consagrada, si se conserva en el amor del Señor, ve la belleza. Ve que la pobreza no es un esfuerzo titánico, sino una libertad superior, que nos regala a Dios y a los demás como las verdaderas riquezas. Ve que la castidad no es una esterilidad austera, sino el camino para amar sin poseer. Ve que la obediencia no es disciplina, sino la victoria sobre nuestra anarquía, al estilo de Jesús”.

De esta forma, queremos sumarnos a toda la Iglesia que este día de la Presentación de Jesús en el templo celebra la Jornada Mundial de oración por la Vida Consagrada, sobre todo para agradecerle a Dios por este regalo que le otorga a la Iglesia y a la sociedad en la vida y el trabajo humilde, alegre, abnegado y ejemplar de los consagrados y consagradas.

Y aunque Martín Urieta llegó por otros caminos a la conclusión de su canción, nosotros por razones muy distintas también podríamos expresar respecto de las madres o religiosas: “Oh, mujeres tan divinas, no queda otro camino que adorarlas”.