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Sección: Estado de Veracruz

Las palabras de la ley

“Rompecabezas”

Salvador Mart?nez y Mart?nez Xalapa, Ver. 09/08/2017

alcalorpolitico.com

Antes de comenzar es pertinente reconocer que el título de nuestro comentario está inspirado en el libro de Rebeca Elizabeth Contreras López. (2015). El rompecabezas de la prevención en México (un estudio de la prevención de la violencia y el delito). (2015). México: coedición del Centro de Estudios sobre Derecho, Globalización y Seguridad de la Universidad Veracruzana y la Universidad de Xalapa.

Se recomienda la lectura de esta obra, ya que es un estímulo que anima la labor creadora en el arte de la aplicación de la ley o la disciplina jurídica. Rebeca, desde las alturas de las teorías contemporáneas de la prevención, piensa atenta y detenidamente sobre la prevención de la violencia y el delito; su reflexión apunta hacia la seguridad ciudadana versus seguridad pública.



Nuestro artículo toma la voz “rompecabezas” con su significado coloquial que se refiere a un problema o acertijo de difícil solución. La posición por nosotros adoptada se explica en razón de que el sistema de seguridad pública mexicano guarda parecido con un galimatías. Para sostener este aserto basta con leer su fundamento en el texto de la Constitución Política de México:

“La seguridad pública es una función a cargo de la Federación, las entidades federativas y los Municipios, que comprende la prevención de los delitos; la investigación y persecución para hacerla efectiva, así como la sanción de las infracciones administrativas, en los términos de la ley, en las respectivas competencias que esta Constitución señala. La actuación de las instituciones de seguridad pública se regirá por los principios de legalidad, objetividad, eficiencia, profesionalismo, honradez y respeto a los derechos humanos reconocidos en esta Constitución… Las instituciones de seguridad pública serán de carácter civil, disciplinado y profesional. El Ministerio Público y las instituciones policiales de los tres órdenes de gobierno deberán coordinarse entre sí para cumplir los objetivos de la seguridad pública y conformarán el Sistema Nacional de Seguridad Pública,…” [Artículo 21].



El texto de la Ley fundamental de nuestro país también guarda similitud con la escena de un partido de futbol llanero, en la que todos en bola corren tras de la pelota. Cuando la explicación, entendimiento y aplicación el texto de ley es tan complicado, conviene comenzar por tratar de interpretar el texto de las acciones significativas de la comunidad en que se vive.

Desde esta posición observamos que el documento constitucional se reformó mil y una veces (la constitución en sentido formal) en tanto que la constitución real de México sigue prácticamente intacta (la constitución en sentido material): los de arriba son intocables en tanto que los de abajo sufren las inclemencias de la inseguridad pública y son víctimas de los delitos y de los abusos de poder. Por lo tanto, son víctimas de las violaciones a los derechos humanos. Tanto es así que Antonio Beristain Ipiña S.J. nota una transformación de los derechos humanos en derechos de las víctimas.



Si aumentamos el zum óptico de nuestra observación y logramos un acercamiento real a nuestro objeto, entonces podemos aprovechar el esquema de los estamentos de la sociedad mexicana para calibrar el tema de la vulnerabilidad de los grupos en nuestra sociedad. Entre los de arriba encontramos señores, clérigos (profesionistas y maestros), comerciantes, industriales y banqueros; y, entre los de abajo aparecen obreros, paracaidistas, campesinos y, los más pobres entre los pobres, indígenas. Cuando se da la rareza de que algunos de los intocables también se ven afectados por la inseguridad pública, la noticia adquiere colorido y, en ocasiones, se vuelve escandalosa, tal y como está ocurriendo en Veracruz y en México.



El hecho que es causa de asombro se sintetiza en la reflexión de que –pese a tantas reformas constitucionales y legales- las víctimas continúan olvidadas, sobre todo las indirectas (Beristain). Un alto prelado de la iglesia católica local utilizó la expresión “Veracruz está del cocol” refiriéndose específicamente a algunas personas que afrontan una situación difícil y las posibilidades de salir con daños son muchas. La cosa está del cocol, sin embargo, para ellos y para los grupos vulnerables de la sociedad veracruzana. Y, por supuesto, la cosa está del cocol no solamente para unos y otros, lo cual no es ningún consuelo.

Por grupos vulnerables con Beristain entendemos aquellos amplios sectores de la población que por su condición de edad, sexo, estado civil, origen étnico, y otros factores etiológicos se encuentran en condición de riesgo,…de necesidad, de marginación que les impide incorporarse al desarrollo y acceder a mejores condiciones de justicia y bienestar.



Quienes saben de estas cosas aseguran que podemos entender ahora que, cuando “la cosa está del cocol”, afrontamos serios riesgos, como lo que afrontaban nuestros antepasados cuando les caía el cocoliztli: “Verde enfermedad, verdinegro enfermedad, partete de aquí haçia qualquiera parte y consúmete como quisieres; y tú, espiritado resplandeciente, lo has de limpiar y purificar; y tú, verde hado o amarillo, que has andado como desterrado por serranías y desiertos; ven que te busco, te echo de menos y te deseo; aquí te demando o hado”. (El texto trascrito se nos informa es una traducción del Nahuatl, https://capsuladelengua.wordpress.com/2012/10/30/esta-del-cocol/).

La idea de salud pública, oculta en la expresión “La cosa está del cocol”, tiene tantos inconvenientes como la noción de seguridad pública y solamente invita a una nueva conciencia de la enfermedad mortal de la violencia y el delito. Pero, el diagnóstico está más cerca de los ciudadanos y alienta un pronóstico de paz, basado en el respetar las reglas de la democracia y agotar sus posibilidades. El tratamiento consistiría en hacer enseguida lo que ahora puede hacerse, como apoyar las iniciativas ciudadanas interesadas en la justicia social, en la formación de una opinión pública, en una vida económica, social y política, fundada en los actos honestos de los ciudadanos.



Nadie afirma que el “remedio” sea sencillo o fácil y reclama estrategias concretas de un aterrizaje forzoso.

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