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Universidad Anahuac
De 2000 a 2005

641 feminicidios en Veracruz

Rechaza PROEM que hayan sido 1500 las mujeres sacrificadas de manera violenta Confundieron investigadoras del congreso decesos con homicidio: Sandra Soto

Ram?n Moreno Alvarado Xalapa, Ver. 13/07/2006

alcalorpolitico.com

La Coordinadora del Programa Estatal de la Mujer, Sandra Soto Ramírez, refutó la cifra de mil 500 feminicidios en Veracruz entre el año 2000 y el 2005 que dieran en meses pasados las investigadoras del Congreso de la Unión, tras la revisión de los procesos judiciales en manos de la Procuraduría de Justicia del Estado, al reducirlos a 641.

Queriendo ser respetuosa pero finalmente desmentido, la titular del PROEM, argumentó que los datos que manejaron Marcela Lagarde y Mayela García, son el total de decesos de mujeres en este periodo, pero confundieron éstos con homicidios, cantidad inferior en casi 859, y por lo tanto en el promedio anual, pues son alrededor de 128 y no de 300 como manejaba la diputada y su ayudante.

La colaboradora de Fidel Herrera dijo que se busca entrar en contacto con estas familias para apoyarlas pero es un trabajo difícil pero ya lo comienzan a hacer, y justificó que los organismos civiles tienden a hacer prospectiva porque no tienen información para llamar la atención sobre un problema, pero están alejadas de la realidad.

Soto Ramírez explicó que normalmente manejan datos sombra que son difíciles de probar, sobre todo en actividades ilícitas, por eso siempre hay dos datos los oficiales y las de ONG, como es en el asunto del tráfico de personas, que es complicado tener estadísticas, pues la ONU maneja que en el mundo hay 4 millones de mujeres “en trata” y de éstas la mitad son niñas entre 5 y 15 años.

Pero estas cifras son difíciles de sostener, agregó, pues aunque son de buena voluntad lo que provoca es que se desacredita su trabajo, pues hay indefiniciones tanto en los feminicidios como en el de trata, pues pueden considerarse las empleadas domésticas, en una situación de semiesclavitud, pues las tienen encerradas en casas, pagándoles muy poco y sin dejarlas salir.

Finalmente, dijo que las propias víctimas muchas veces no se ven como tales, como lo experimentó ella con las mujeres chiapanecas que vendían baratijas en Veracruz para un lenon, pues “no quisieron ayuda para romper esta relación desventajosa para ellas, porque no lo consideraban mal, ellas lo veían como empresarias”.