A Duarte: crucifíquenle, crucifíquenle

El principio de inocencia y el debido proceso, están al margen, pues el malestar y el encono es tanto que hay que crucificar al gobernador con licencia Javier Duarte. La saña es tanta que no queda espacio a la reflexión. Hay que condenarlo, llevarlo a la hoguera para que pague el pecado de haber hecho del ejercicio público el más grande abuso, disponer de los recursos públicos, de los crímenes ni hablemos, el país es un cementerio.

Nos olvidemos que en este maremágnum no está solo, porque el que no es cómplice es complaciente, ya que el atraco cometido con Veracruz no solo es imputable a una sola persona, sino a muchos que con él hicieron esa tarea, pues en reiteradas ocasiones se denunció que las cosas andaban mal y nadie-diputados, senadores, gobierno federal, etcétera- hicieron algo, por eso sería trascendente que se hondara y ver quien cierra la puerta, que particularmente no sucederá

La corrupción que impera en México, -ocupamos el honroso primer lugar- no es de ahora, pues viene de tiempos atrás, y no se identifica únicamente con disponer sin recato de los recursos públicos, sino que va mucho más allá , porque el Estado mexicano ha sido condenado por tribunales internacionales por violentar los derechos humanos en todos sus órdenes: derecho a la vida , seguridad, bienestar, a la participación política, etcétera, es decir, parece que no existe en el derecho judicial interno medio de defensa, ahora solo falta que la Corte Penal internacional-estatuto de Roma- lleve a la cárcel a un expresidente de la Republica por crímenes de lesa humanidad.



No es secreto- ahí están las sentencias de la corte interamericana de derechos humanos- que ha condenado a los Estados Unidos Mexicanos a reformar sus leyes, para que estén acordes a los tratados que nuestro país firmado y todo para no ser candil de la calle y oscuridad en el interior, y aparecer con un estatus internacional que no tiene en el interior, en el ejercicio que tienen los servidores públicos. Bastarán solo dos casos emblemáticos para confirmar esta reflexión.

En primer lugar la sentencia que obtuvo el licenciado Castañeda Gutman- quien fue secretario de relaciones exterior con Fox-,para que el estado mexicano reformara su ley electoral y permitiera que como ciudadano pudiera ser candidato independiente a presidente de la república, y ello porque los jueces federales y la suprema corte de justicia no cumplieran con su responsabilidad de determinar que el artículo de mérito era inconstitucional e inconvencional y excluirlo, es decir, al no tener consecuencias personales para quienes resolvieron- que debería de tenerla- un tribunal extranjero nos enmendó la plana.

Otro caso paradigmático es el de Rosendo Radilla por la que se condenó al gobierno a reformar el fuero militar y a indemnizar a los familiares de las víctimas, y lo más profundo que se logró es todo lo que está contenido en el artículo primero constitucional que señala que los derechos humanos – son todos los que el ser humano tienen por haber nacido- las autoridades tienen la obligación de promover, respetar ,proteger y garantizar, sustentado en los principios de universalidad, interdependencia , indivisibilidad y progresividad, en síntesis el estado deberá prevenir, investigar, sancionar y reparar las violaciones a los derechos humanos, por ello, todo delincuente, - incluido Duarte, si fuere el caso,- goza de los principios de inocencia y debido proceso, por lo mismo., esperemos que se formalice todo, y que un juez determine si es imputable , así que no estigmaticemos, o lo condenemos de antemano.



Nos vemos mal y nos exhibimos con ese actuar desparpajado e irresponsabilidad, pues se alimentan esperanzas que en la práctica no acontece, mejor esperemos con prudencia.


José Lima Cobos es licenciado de derecho, diplomado en derechos humanos y amparo. [email protected]