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Sección: Estado de Veracruz

Sursum Corda

A las candidatas y candidatos: escuchen la voz y el grito desgarrador de nuestro pueblo

Pbro. José Juan Sánchez Jácome 31/05/2021

alcalorpolitico.com

Aprovechando la apertura, sensibilidad y cercanía que muestran las candidatas y candidatos, por lo menos durante estas campañas políticas, quisiera exponerles este mensaje que articulo a partir de los comentarios, reclamos, preocupaciones y preguntas de tantas personas que de buena fe se expresan tan sensiblemente que no pueden contener su tristeza, indignación e impotencia por el estado de las cosas en nuestro país y, particularmente, en nuestro querido Estado de Veracruz.

Como ustedes lo pueden atestiguar, nuestro pueblo se encuentra cansado y decepcionado por el desempeño de las distintas administraciones que han estado al frente del gobierno. La pandemia ha venido a repercutir más en el estado emocional de las personas ante el desconcierto y el sufrimiento que ha causado la enfermedad y, especialmente, la muerte repentina de los seres queridos. La situación económica que ya era sufrida y preocupante se ha hecho prácticamente insostenible en muchas familias.

Ustedes, por lo tanto, se están dirigiendo a un pueblo que no sólo está cansado y decepcionado, sino que sobre todo está herido en estos momentos de la historia. Por eso resulta inaudito e incomprensible que sin respetar esta situación se siga favoreciendo un discurso de confrontación, que no sólo polariza más a nuestra sociedad, sino que lastima a un pueblo que se encuentra herido.



Para no depender únicamente de las estrategias de combate y promoción de sus respectivos partidos políticos, cuánto bien les haría asomarse y contemplar el alma de este pueblo que en medio de esta tragedia que está viviendo no deja de soñar y de esperar tiempos mejores, ya que nuestro corazón no sabe dejar de esperar; todos esperamos tantas cosas. Y, a pesar de ser una y otra vez burlados, chantajeados, engañados, hay un reducto del alma que no se rinde y vuelve a soñar, atreviéndose a esperar lo que su corazón inquieto le presenta como bondad, belleza y verdad para las que hemos nacido.

Durante este tiempo de campañas se les han hecho muchas preguntas, se les ha cuestionado prácticamente de todo, buscando por todos los medios que se refieran a las inquietudes e interrogantes que genera la complicadísima situación del país, como de hecho lo han vivido en giras proselitistas y especialmente en los debates. Y, como en muchas ocasiones, han mostrado especial apertura para responder, para referirse con cuidado y suma precisión a las preguntas que se les plantean, proyectando estar preparados, sensibles y dispuestos para abordar todos los cuestionamientos.

En una etapa proselitista como esta difícilmente se esquiva alguna pregunta, por muy incómoda que sea, porque se trata de dejar buena imagen, de mostrar carácter y de proyectar inteligencia y sensibilidad.



Es la dinámica de siempre, la realidad que hemos vivido y repetido. Porque, aunque las respuestas sean interesantes, precisas, bien aseadas, técnicas, novedosas e inteligentes, la principal respuesta que es la búsqueda de soluciones, la eficiencia en el servicio y la honestidad en la gestión se sigue postergando, al grado de generar injusticias, pobreza, corrupción y crisis social como la que nos está estallando de manera preocupante.

Con todo, a pesar de todo, quisiera plantear algunas preguntas a las veracruzanas y veracruzanos que quieren gobernar. Sé que siempre ha sido así y que las preguntas se han respondido oportunamente en tiempos de escrutinio, aunque la principal respuesta no se ha percibido en los hechos concretos de gobierno.

No quisiera en esta ocasión respuestas, no por lo menos como un mecanismo de exhibición de la inteligencia y de los buenos sentimientos, que lamentablemente a largo plazo se descubren no tan honestos y consistentes.



Quisiera que, sobre todo, sientan la fuerza de las preguntas, la sinceridad de las preguntas, el dolor de las preguntas, la rabia de las preguntas, la indignación de las preguntas, la buena fe de las preguntas, la urgencia de las preguntas.

Hay preguntas que no se responden fácilmente porque necesitan reposar, necesitan tiempo para generar sentimientos y no solo claridad mental para responder. Hay preguntas que siempre se han respondido con claridad mental y precisión objetiva, pero que no han logrado impactar la conciencia y generar la convicción en torno al compromiso, la honestidad, el cumplimiento a la palabra dada y el servicio a los demás.

No se trata de romper récords, ni comprobar agilidad mental al responder velozmente a las preguntas. Muchas preguntas se plantean y llegan a nuestra alma para generar dolor, incomodidad, tristeza, impotencia y nostalgia. El papa Francisco señala que hay preguntas que no tienen respuestas, mejor dicho, que la única respuesta posible es el silencio y las lágrimas. Se refería especialmente al sufrimiento de los niños.



Y aquí también es sagrado el sufrimiento de nuestra gente, de los pobres y desprotegidos de esta sociedad. Es sagrado su reclamo, así como su esperanza en lograr una vida digna para todos. Al concluir las campañas electorales, y antes del día de las votaciones, cuánto ayudaría a nuestro pueblo que ustedes se tomen un tiempo para reflexionar profundamente en estas preguntas que generan sentimientos y convicciones, antes que respuestas técnicas.

Quisiera como respuesta, al principio, un tiempo de silencio que permita sentir el dolor, la rabia, el sufrimiento, la impotencia y la indignación de las preguntas. Puestas así las cosas quisiera preguntarles:

¿Qué significa para ustedes el sufrimiento provocado por el secuestro, desaparición y asesinato de tantos hermanos nuestros?



¿Qué piensan acerca de la situación de tantas familias buenas, honestas y trabajadoras que perdieron todo, hasta la paz interior, ante esta ola imparable de inseguridad?

¿Qué piensan de las madres y las familias que siguen buscando a sus hijos y seres queridos desaparecidos, sin contar como se debe con el apoyo y la comprensión oficial?

¿Qué piensan de las familias que están empezando de cero después de perderlo todo y que, a pesar de todo, siguen pagando impuestos?



¿Qué les provoca la situación de los jóvenes que no tienen los recursos necesarios para seguir estudiando? Pienso en los miles de jóvenes que con ilusión han presentado el examen de admisión a la Universidad.

¿Qué experimentan al ver a tantas familias expuestas a la confrontación y desintegración por la crisis económica y moral?

¿Qué sienten ante los vicios y las drogas que están llegando cada vez más a una edad temprana a nuestros jóvenes?



¿Qué les dice el problema de la migración y la decisión sufrida que muchos hermanos toman para buscar oportunidades de trabajo en otros lugares, ya que desgraciadamente no las han encontrado en nuestro Estado?

¿Qué sienten de nuestros pueblos y comunidades que cada vez más se van rezagando por la crisis económica, perdiendo al mismo tiempo su idiosincrasia y patrimonio espiritual?

¿Qué piensan del desempleo que se ha agudizado por el impacto de la pandemia?



¿Cuánto amor sienten por este hermoso y digno pueblo veracruzano que sigue postrado por la inseguridad, la pobreza, la corrupción, la crisis económica y la pandemia?

El sufrimiento es sagrado no porque venga de Dios sino porque cuando llega, como ahora por tantas injusticias que se han cometido, no podemos mantenernos indolentes y preocupados únicamente de lo propio, dejando en la deriva al hermano caído. No se puede construir un país con corazones rotos por tanto dolor. Es hora de responder no con palabras sino desde lo más profundo del corazón, donde todavía permanece una chispa encendida de humanidad.

Decía don Luigi Giussani que: “El dolor es la sabiduría del corazón porque hace preguntas a cada instante”. Pedimos para ustedes la sabiduría del corazón, que no sólo el dolor, para que estén en condiciones de responder dignamente a nuestro pueblo.



Confío en la consideración de un mensaje como este, porque como decía Juan Donoso Cortés: «Si mi voz tiene alguna autoridad, no es, señores, porque es mía, la tiene porque es la voz de vuestros padres». Y aquí sentimos que es también la voz y el grito desgarrador de nuestro pueblo.

Esperamos que puedan asumir el reto que alguna vez planteó Nelson Mandela en estos términos: “…Algunas veces recae en los hombros de una generación actuar con grandeza. Ustedes pueden ser esa gran generación. Hagan que su grandeza florezca. Por supuesto, el desafío no es fácil. Pero no hacerlo sería un crimen contra la humanidad…”