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Universidad Anahuac

Sección: Estado de Veracruz

Agricultura en Perote está desapareciendo por coyotaje, falta de apoyo y cambio climático

- Productores sugieren que autoridades les vendan fertilizantes a bajos costos y los conecten directamente con fábricas

- El lazo familiar y el sentimiento por sus tierras los obliga a permanecer, aunque “a veces haya y a veces no”

C?sar M?ndez Perote, Ver. 10/01/2016

alcalorpolitico.com


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Una de las principales ramas económicas en Perote –si no es que la más importante hasta hace algunas décadas- como lo es la agricultura, está muriendo lentamente ante la desatención o desinterés de las autoridades por reactivarla; por el bajo precio de la producción de papa, maíz o frijol que a su vez incrementa el coyotaje; y como tercer factor el cambio climático que también ha influido y afectado las cosechas por las lluvias atemporales; así, la agricultura en Perote está desapareciendo y los pocos productores que quedan, lo hacen para no dejar a su familia.

“Nosotros hemos estado a punto de vender nuestras tierras, ya esto ya no da para mantener ni a la familia, hace un año sembré maicito, a 2.30 me lo pagaron, si le suma usted el barbecho, el abono, el fertilizante, semilla, los trabajos que se le hacen, sale uno poniendo como 5 o 6 por ciento”, narró Jorge López Durán, quien junto a su hijo Jorge López Hernández se encontraba comenzando a preparar la cosecha del años siguiente.

Nos hemos aguantado a no vender, porque tengo 4 muchachos ya grandes que tienen su familia; y pues también a que nos vamos a la ciudad si no nos va a dar; yo ya voy de salida, pero ellos que tienen su familia; más vale estar aquí y aguantar, expresó el señor Durán que con más de 65 años como agricultor afirmó que ésta es la peor crisis que atraviesa el campo.



Sin embargo, el hijo Jorge Pérez Hernández asegura que si las autoridades apoyaran a ellos como pequeños productores, vendiéndoles fertilizantes a un costo razonable y evitaran el coyotaje, conectando directamente a los productores con las empresas o fábricas, las ganancias serían mejores, sin necesidad de llegar a ser subsidiados.

“El año pasado levantamos buena cosecha de maíz, pero si se vende a 2 pesos, el gobierno no hace falta que nos dé con que nos ponga un precio fijo donde nos dé al campesino y no dañen tanto al productor, porque si se da cuenta, los que nos matan son los que nos compran (coyotaje) aquí nos lo pagan a 2 pesos y a la gente se lo venden en 4 o 5 pesos; entonces lo que debería de hacer el gobierno es fijar un precio justo para nosotros y que sea venta directa con el cliente”.

Y es que comentaron que la inversión es alta, pues los abonos e insecticidas que por cierto -señalaron que son vendidos a costos muy superiores a los reales- son los que más incrementan la inversión por hectárea que es de 60 mil pesos aproximadamente.



“Un bulto de abono vale 500 pesos y le tenemos que meter como 20 por hectárea y de insecticida un tambo de 200 litros nos sale en 4 mil por hectárea, eso con una regada, si le damos 3 o 4 y es necesario si no la papa sale fea y la gente ya no la compra, haga cuentas, nos andamos gastando como 60 mil pesos por hectárea”, puntualizaron.

Por ello es que la agricultura en Perote ha ido desapareciendo paulatinamente, y para ello, don Jorge Duran reveló que actualmente han de quedar como 40 productores.

“Años atrás veías todos los campos llenos de cosecha, toda la gente sembrando, y ahora ya quedamos como 40, ya varios vendieron, muchos se fueron, otros ya nomás las tienen pero ya no siembran porque no tienen dinero, por eso ellos (sus hijos) se han querido ir a Estados Unidos, a las ciudades, pero pues la familia; mejor aquí trabajamos aunque nos deje poco, o a veces no nos deje”, lamentó el señor López Durán.



Así, lo que significó una de las principales ramas económicas para Perote, actualmente pende de un hilo, pues en cuanto los pocos productores que quedan decidan abandonar o vender sus tierras, el campo quedará inactivo; sin embargo, el sentimiento por la familia o el lazo sentimental por sus tierras los obliga a seguir permaneciendo aunque “a veces haya y a veces no”.