Desde el trono de la Fiscalía General de la República (FGR) “el fiscal imperial” Alejandro Gertz Manero (AGM) simulaba lealtad a quien le dio el cargo y a Claudia Sheinbaum, hasta que le cayó la guillotina encima. De acuerdo a los datos disponibles puede deducirse que fue obligado a renunciar porque servía a 2 amos y, como dice al refrán, con alguno quedó mal. Por suerte para él y gracias a la información clasificada que poseía –y debe tener a buen resguardo– logró negociar favorablemente su salida haciéndola ver como voluntaria y recibiendo una embajada. Indudablemente, durante el lapso de negociación, Gertz, seleccionó aquellos datos que le garantizan impunidad ante Claudia, AMLO y las fuerzas armadas.
Aparentemente todos ganaron, pero fue López Obrador quién más ganancia obtuvo pues los nombres de sus hijos y de Adán Augusto serán “limpiados” de los expedientes sobre el huachicol fiscal y “La Barredora”, con lo cual también se beneficia la Marina. La Presidenta mantiene equilibradas las variables macroeconómicas, coloca a Ernestina Godoy en la FGR y obtiene formalmente un control total del Estado. Sin embargo, como suele suceder en esta clase de movimientos políticos de élite, habrá heridos que sólo esperarán el momento oportuno para regresar el golpe y/o recuperar el poder disminuido.
Probables motivos
Por el momento nadie mencionará las causas reales de la destitución de ese corrupto y arrogante fiscal de origen alemán y genes nazistas. De principio debe descartarse la incompetencia e ineficacia en el cumplimiento de sus funciones constitucionales, porque lo único relevante para desempeñar un puesto de ese nivel en un sistema presidencialista, es la sumisión incondicional ante quien lo otorga. Se deduce, entonces que AGM dejó de obedecer a AMLO y, éste pidió a su fiel sucesora lo destituyera. Si la Presidenta no hubiera accedido todo el proyecto de la 4T y la gobernabilidad misma se ponían en riesgo frente a la embestida de la derecha mexicana y de Trump. No obstante, lo sucio de esos movimientos cupulares ahonda las divisiones entre los capos internos, quienes se aliarán con quien les satisfaga su codicia de dinero, poder e impunidad, y después: “¡que arda Troya!”.
Consecuencias
Por el momento parece haberse resanado las fracturas en MORENA y visto el poder inmenso de Adán Augusto, pronto podría ser liberado Hernán Bermúdez Requena con todo su patrimonio criminal a salvo. Lo cual no significa que se vayan a empeñar en resolver las confrontaciones entre sus tribus que hoy polarizan a la población en buenos y malos o conservadores y antineoliberales. Esta situación muestra al régimen tan vulnerable frente al codicioso imperio de Estados Unidos que facilita su intervención en México, tal como lo hizo en 1847 cuando, con el apoyo de los conservadores de aquel tiempo, nos despojo de más de la mitad del territorio. Esa misma división les permitió acotar la Revolución Mexicana, detener el desarrollo independiente de México e imponer el modelo neoliberal de mercado a partir del Salinato (1988-1994). Ahora que su poder global está en declive, su emergencia es conservar el mercado y las fuentes de suministro de materias primas mexicanas. La parte nacionalista de la 4T los ha contenido un poco mientras la otra les allana el camino en la imposición de su agenda.
Si como muestran las evidencias lo ocurrido con “ El fiscal imperial” (titulo del libro de Jesús Lemus) fue un ajuste de cuentas por simular servir a 2 amos, debe esperarse su reacción. Su privilegiada posición le permitió negociar su salida a cambio de una embajada de México en un país con el cual no exista tratado de extradición. Se aseguró un buen destino en caso de seguirle un proceso de investigación. Tal concesión, conociendo su talante rencoroso, le ha otorgado la posibilidad de ejercer su furia vengativa contra quienes crea lo hayan sacado del confort que tenía en FGR.
Para terminar este artículo se recurrirá al pasado trágico de México con la esperanza de no repetirlo apoyando a los codiciosos fanáticos y corruptos que nos fraccionan como nación.
Los textos siguientes fueron extraídos del libro “Apuntes para la Historia de la guerra entre México y Estados Unidos” publicado en 1848, un año después de ser invadidos por el Ejército norteamericano. Esta obra que debiera ser un texto de lectura obligada en las escuelas oficiales compila 15 testimonios de testigos presenciales; no sólo fue prohibida por Antonio López de Santa Anna en 1854, sino también decretó “confiscar todos los ejemplares circulantes a fin de que inmediatamente fueran entregados al fuego, que es el destino que merecen…”. Intentaba impedir con ello se exhibiera su vil traición al firmar el Tratado de Guadalupe-Hidalgo (1848), entregando a los yanquis las tierras situadas arriba del río Bravo.
En la contraportada del ejemplar que poseo se cita: -“Más que por el Ejército norteamericano, en la fatídica guerra de 1847, México fue derrotado por la corrupción de sus propias clases dirigentes (...) La guerra dejó en nuestros corazones (...) una lección viva de que, cuando se entronizan el desorden, el aspirantismo y la anarquía se hace difícil la defensa y salvación de los pueblos”. Posiblemente le parezca que, actualmente, la anarquía aún no sea tan grave en México; sin embargo, dada la disputa del poder desatada por cada gobernador de los 32 estados que aspira y trabaja para su propia codicia, la anarquía se esparce afectando gravemente el servicio público.
Todos desvían recursos para sí o su partido con el fin de fortalecer su campaña para la Presidencia (¡todos se creen presidenciables!). Simulan lealtad al centro y servir al pueblo mientras venden impunidad a quien la pague mejor. Ignoran las causas de los problemas sociales, del agua, seguridad, justicia, corrupción, contaminación, deforestación, abusos al consumidor y sobreexplotación a los trabajadores. Sólo se interesan obligados por la movilizaciones de los agraviados o alguien más arriba se los ordena. Casi nunca conocen el fondo del asunto y siempre ven a la oposición (y a sus enemigos) atrás de los movilizados. Además de no tener la voluntad, son incapaces de resolver el problema pues eso pone en riesgo los privilegios de los depredadores amafiados a ellos. En cambio resultan eficaces manteniendo a raya a quienes amenazan sus negocios: persiguiéndolos, criminalizándolos, encarcelándolos, torturándolos y asesinándolos.
Antes, los presidentes ejercían un control absoluto sobre los gobernadores moderando sus excesos y, en caso de no hacerlo, alguno eran utilizados como chivo expiatorio, procesándolo y recluyéndolo en prisión. De ese modo castigaban la desobediencia no el abuso del poder, y de paso, satisfacían el morbo popular, conservaban su base electoral y acallaban críticos. López Obrador conocía profundamente esos modos de gobernar, al grado de calificarlos de mafiosos. Eso explica el criterio de seleccionar a su gabinete y candidatos a las gubernaturas considerando el 90 por ciento de lealtad y 10 por ciento de capacidad. Trágicamente, esa lealtad la exigió para él, no para el buen proyecto nacionalista que pregonó por todo el territorio.
Ahora, los gobernadores carecen de mística de servicio, como patológicos narcisistas lo único que les importa es ellos mismos. De ese modo funcionan las estructuras de poder, los miembros de la casta política se sirven a sí mismos y al partido. A los de abajo, si son sumisos se les promete incrementar los apoyos sociales. Para los rebeldes insumisos está el Ejército capacitado por los yanquis en esa guerra irregular desplegada contra el enemigo interno que cuestiona al sistema de mercado neoliberal. Y claro, todo ello requiere mucho dinero por lo que es inevitable incrementar la deuda pública y comprometiendo el desarrollo nacional autónomo.
En suma, lo del fiscal es un punto de quiebre; lo que sigue es más desorden, impunidad, corrupción y, claro mayor endeudamiento hasta que el Estado quiebre o la Nación pierda más territorio. Al menos que la 4T decida escuchar al gobernado que, como dijera Colosio, tiene hambre y sed de justicia, insatisfechas aún.