El 6 de octubre de 1999, hace 24 años, el municipio de Álamo, al igual que otros lugares de la zona norte, amaneció literalmente bajo el agua, cuando ocurrió la peor catástrofe por las inundaciones del 5 y 6 de ese mes, recordó el cronista de la ciudad, José Gabriel Gómez Corrales.
En entrevista, refirió que la ahora ciudad de Álamo y cabecera municipal se asentó a partir de 1913 en la margen derecha del río Pantepec, en zona de alto riesgo y sin ningún orden alrededor de un campo petrolero.
“Esta incipiente población no toma en cuenta que el campo petrolero estaba ubicado en un predio de riesgo para ser habitado y pareciera entonces que fueron las circunstancias del destino para que Álamo se estableciera en este lugar para ser presa de las inundaciones”, anotó.
Sin embargo, aclaró que no ha sido el destino sino la indolencia de quienes en su tiempo gobernaron, aunado a los “intereses mezquinos” de los entonces hacendados, porque en 1927, habiéndose convertido este pueblo en cabecera municipal, los pobladores promovieron que se estableciera el fundo legal en la marguen izquierda del río Pantepec, es decir, en lo que hoy es la congregación Chapopote Núñez, un lugar que no se inunda y con una topografía adecuada para ser habitado.
“El 26 de mayo de 1930 se emitió el decreto expropiatorio de 101 hectáreas de la Hacienda Chapopote para constituir en ese lugar el fundo legal del pueblo de Álamo; sin embargo, supongo que hubo oposición de la familia Núñez Juncal, principalmente de Manuel y Arturo Núñez Juncal… y promovieron ante el gobernador del Estado, don Adalberto Tejeda, con quien mantenían cierta relación de parentesco, la revocación del decreto”, citó el historiador.
Como resultado, el 26 de marzo de 1931 se emitió un nuevo decreto, el cual, resulta sumamente contradictorio, estimó Gómez Corrales, ya que revocó la posibilidad de que Álamo se hubiera establecido en un lugar no inundable.
Dicho decreto ponderó que establecer el fundo legal en la margen izquierda del río afectaría a los campesinos para atender sus cultivos, ya que tendrían que atravesar el río y no existía puente, con lo que se resolvió que el fundo se localizara definitivamente en la margen derecha del Pantepec, además de que no se afectarían las actividades en ningún pozo petrolero.
“El decreto consideró más importante la producción de los campesinos que la seguridad de las personas. Es de esta forma y por decreto como comienza la historia de todas las inundaciones de Álamo, las que se recuerdan por el tamaño de las afectaciones que han ocasionado a la población.
“Así tenemos las inundaciones de 1930, 1944, 1954, 1955 y, obvio la última y más grande de todas, la de 1999”, recordó José Gabriel Gómez, tras apuntar que la tragedia ocurrida entre el 5 y 6 de octubre de 1999 se derivó de la interacción del frente frío número 5, una baja presión y la depresión tropical número 11, que “desencadenaron uno de los peores desastres naturales en la zona norte del Estado de Veracruz y parte de Puebla”.
El Cronista añadió que en menos en 72 horas las inundaciones y el deslizamiento de los cerros cobraron, según datos oficiales, la vida de 384 personas y dejaron a más de 450 mil damnificados en toda la región, además de que cientos quedaron en calidad de desaparecidos. “Hoy se cumplen 24 años de esa tragedia”, concluyó.