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Sección: Vía Correo Electrónico

Álbum Ollín: 100 compromisos del gobierno

Jorge Salazar García 12/09/2022

alcalorpolitico.com

Sin importar por quién votó usted en 2018 el Proyecto de Nación puesto en marcha por el presidente Andrés Manuel López Obrador le debiera importar, pues los programas de Gobierno inciden finalmente en la economía de todos. Conocerlos abre la posibilidad de aprovechar los beneficios o disminuir sus efectos negativos en caso de haberlos.

Siendo el sistema capitalista un modelo orientado a beneficiar el capital, generalmente son los empresarios quienes, de acuerdo con los políticos, determinan la orientación de la función pública, la distribución del presupuesto y de la riqueza. En México, este contubernio entre poder político y económico se radicalizó a partir del fraude electoral de 1988. Desde entonces y hasta 2018 los “machuchones” tuvieron a su plena disposición el erario público para, decían, estimular la producción y generar empleos. Mintieron convenientemente. En realidad, salvo los pequeños y medianos empresarios, la mayoría de ellos no invirtieron ni resolvieron el desempleo, pero sí generaron más pobreza y desigualdad social. Gracias a su alianza mafiosa con los políticos tecnócratas sus fortunas crecieron grotescamente, igual que la pobreza.

Esa confabulación fue la razón por la que AMLO dijo durante su campaña que separaría el poder político del económico. Lamentablemente la correlación de fuerzas sólo le ha permitido mantener calmada a esa jauría hambrienta. Hoy, a un tercio de finalizar el sexenio, parece haber abandonado ese propósito.



Cosa similar acontece con las promesas de combatir la corrupción y la impunidad a fondo. Por esa causa los avances en el combate a la inseguridad y contra el crimen organizado no son los esperados. Naturalmente, no es sólo responsabilidad del Presidente; lo es también de los partidos y la clase política aliada, durante 5 sexenios, a los neoliberales. Juntos lograron generar odio, confusión y/o rechazo hacia todo lo que tuviera una connotación colectiva.

A dos años de terminar el sexenio de AMLO, muchos mexicanos ignoran, por ejemplo, que el Presidente asumió 100 compromisos de Gobierno cuyo objetivo fundamental es recuperar el espíritu original de la Constitución. El reto es enorme pues los tecnócratas le hicieron cambios durante 30 años para garantizar la permanencia de sus privilegios. Las leyes del modelo económico que impusieron a México, diseñadas en Washington, siguen determinando el desarrollo nacional. Tal como lo expresó el excandidato del PRI José Antonio Meade en agosto del 2017: “Su fortaleza está medida en que hoy son parte de nuestro día a día, de la forma en que hoy estamos haciendo negocios”, (revista Forbes). Sus abusos, latrocinio y saqueos quedaron anclados jurídica e institucionalmente

Revertir esa revolución de derecha requiere otra revolución o, por lo menos, un pacto nacional encaminado a elaborar una nueva Constitución. Agregar más cambios cosméticos y parches a la carta magna es insuficiente para construir una República realmente para todos.



Por supuesto, las acciones de los pocos funcionarios públicos que combaten la corrupción, impunidad e inequidad en el actual régimen son dignas y loables, pero poco significativas para cambiar el fondo. Lo mismo puede decirse de los honorables (que los hay) militantes de MORENA. El partido, extraviado ideológicamente, sin identidad de clase, dividido y atrapado en el pragmatismo electoral, poco puede hacer.

Regresando a los 100 compromiso arriba aludidos, es innegable que algunos han sido cumplidos y, más que eso, respaldados constitucionalmente con la pretensión de hacerlos transexenales. No obstante, una garantía de que permanezcan esos y otros beneficios sociales es que la población los haga suyos, los conozca y los defienda organizadamente. Si el pueblo no logra recuperar su soberanía establecida en el artículo 39 Constitucional para darse la forma de Gobierno que le convenga, la oligarquía podría volver a controlar el poder Ejecutivo.

Por lo anteriormente mencionado es importante difundir iniciativas y proyectos sociales con ese sentido. Un ejemplo de ello se dio a conocer el sábado 3 de este mes en el foro cultural “Carmela Rey” de la capital veracruzana. El Colectivo ciudadano Mahatma Gandhi presentó, contando con el respaldo de Rafael Barajas “El Fisgón” quién, junto con los moneros Rapé y Patricio permitieron el uso libre de sus cartones, el Álbum de estampas “Ollín” (movimiento). Este álbum, concebida como una herramienta lúdica, flexible, adaptable y accesible, tiene el propósito central de despertar el interés de la gente en la política, no partidista. Alejado de formalidades académicas, contiene 100 caricaturas alusivas a los compromisos del actual Gobierno. Cada imagen es acompañada de una pregunta abierta con el objetivo de motivar el análisis, la discusión, el debate, la reflexión y la búsqueda de consensos para evaluar el nivel de cumplimiento de tales obligaciones. A corto plazo se busca que las personas trabajen en pequeños grupos y vayan descubriendo la necesidad de agruparse para atender los problemas de su colonia, barrio o centro de trabajo. A mediano plazo se espera fortalecer las posturas críticas, abiertas, tolerantes y solidarias; desterrar las servidumbres y cultos a la personalidad, recuperar el sentido de clase y la esperanza de transformar a México en un país donde la justicia, paz, tolerancia y libertad sean para todos.



Suena a una utopía más. Pero el mundo sería árido e incoloro sin ellas.

Si usted se interesa en formar un grupo y trabajar con este álbum, llame al 2281396449 o visite la página de Facebook “Colectivo Mahatma Gandhi”. La distribución es gratuita pero limitada.