Alejandra Pizarnik: diarista

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Alejandra Pizarnik: diarista
Isaura Contreras Ríos

Lo que se escribió como un diario personal acaba siendo, con el paso del tiempo, un libro al que nos asomamos para conocer a nuestro autor favorito: ¿cómo vivía su cotidianidad?, ¿cuáles eran sus gustos?, ¿cuáles sus pesares? Es decir, aproximarnos a sus secretos más recónditos que él, en este caso Alejandra Pizarnik, escondió en hojas simples.

Este es el tema del libro Alejandra Pizarnik: diarista, de Isaura Contreras Ríos, profesora asistente de literatura latinoamericana en la Universidad de Texas en San Antonio, donde realiza una investigación sobre diarios de escritores latinoamericanos.



La autora de las novelas La casa al fin de los días (2007) y Cosecha de verano (2010), con la que recibió el Premio Internacional de Novela Breve Rosario Castellanos, analiza la escritura de la poeta argentina a través de la redefinición de su diario:

Uno de los mayores conflictos al aproximarnos al estudio del diario comienza por su definición, puesto que su naturaleza metareflexiva implica también su redefinición constante: el diario va construyendo una poética propia del proceso de escritura que será válida aún en su transitoriedad y fragmentación.

El diario de Alejandra Pizarnik fue publicado en 2003 y, junto con su archivo, se resguardó en la Universidad de Princeton.



De esta escritora de origen ucraniano-judío se sabe que arribó a la Argentina con su familia, huyendo de la amenaza nazi. Su corta vida estuvo marcada por el dolor y el silencio, siempre pidiendo amor y reconocimiento.

Se suicidó un 25 de septiembre de 1972, después de escribir la frase “no quiero ir/nada más/que hasta el fondo”. Estaba en su departamento en Buenos Aires, cuando ingirió un gran número de pastillas de Seconal sódico. Tenía tan solo 36 años.

Pese a su breve paso por este mundo, como se puede leer en la contratapa del título Alejandra Pizarnik: diarista “es una de las poetas más importantes de la literatura contemporánea”.



Su obra poética está compuesta por: La tierra más ajena (1955), La última inocencia (1956), Las aventuras perdidas (1958), Árbol de Diana (1962), Los trabajos y las noches (1965), Extracción de la piedra de locura (1968), Nombres y figuras (1969) y El Infierno musical (1971).

El título comentado forma parte de la Colección Libros del Ocelote, del Instituto de Investigaciones Lingüístico-Literarias de la Universidad Veracruzana, cuyo propósito es “ser memoria y renovación de los saberes sobre nuestro quehacer teórico y crítico en el campo de la literatura”. Está compuesto por 280 páginas.

A los primeros tres lectores de Al Calor Político que escriban a [email protected] se les entregarán sendos ejemplares. Marcar copia a [email protected]