Alternativa Social Demócrata será receptáculo del descontento del PRI

La disputa por la dirigencia estatal del Partido Alternativa Socialdemócrata pudiera parecer un asunto vacuo al que ya nos tienen acostumbrados los políticos aldeanos y globales de nuestro país, sin embargo, parece que para los analistas políticos del Palacio de Gobierno hay un interés especial por este incipiente partido para convertirse en un “receptáculo institucional” del descontento de los aspirantes del PRI no beneficiados con alguna candidatura.

Esta nueva categoría acuñada por los asesores del gobernador más que mejorar las prácticas democráticas y la sana distancia entre partido y gobierno con que tradicionalmente funcionaba el PRI, busca controlar que los rechazados por los acuerdos entre grupos políticos, los recomendados y dedazos que tanto han costado al tricolor no mermen la gobernabilidad de Fidel Herrera en el Congreso y en los municipios.

Partiendo de un análisis retrospectivo, que el Gobierno del Estado paga muy bien a los politólogos amigos, dan cuenta como a partir de 1995, el PRI en el sexenio de Patricio Chirinos, perdió la mitad de los entonces 207 ayuntamientos; situación que no se ha podido controlar y se repitió en 1997 y que aumentó en el 2000 y 2004, por lo que buscan que las simpatías emergentes como la de Alternativa, se convierta en el lugar en donde puedan medir la presencia entre priístas sin favorecer el crecimiento de otros partidos consolidados.

Es decir no buscarán fortalecer al PAN que en la segunda mitad de la década de los noventas tuvo un explosivo incremento de votación y presencia o como lo está haciendo Convergencia por la Democracia, o sea que son partidos que se mueven más en el plano del mercado y preferencias electorales, operadores de elecciones más que en institutos principistas y aún cruzados por las categorías de ideologías como es el PRD.

Este empírico Plan B que surgió tras el fracaso de incluir en el nuevo y mal hecho Código electoral una cláusula para evitar el transfugismo partidista como lo hicieron en España, ahora requieren de un partido que no critique y que no pueda representar competencia real por el poder, para ello estorban Tomás González y Eduardo de la Torre, quienes buscan sus propios intereses no servir a los planes del grupo que ahora está en palacio de gobierno.
Así pues en este escenario tan descompuesto en el plano electoral y tan desfavorable para el PRI y para el PAN, se requiere de instituciones colaboradoras, de oposiciones leales que distraigan y confundan a los electores o que luego sean fácilmente reabsorbidas por el PRI, y en este perfil, cabe su actual representante en el IEV y dirigente, Guilebaldo Flores Lomán, hermano del Presidente del Consejo Local del IFE, Carlos Flores Lomán y ex colaborador del Secretario de Gobierno, Reynaldo Escobar.