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Sección: Estado de Veracruz

Ante COVID-19 y riesgo de muerte, piden considerar la “voluntad anticipada” 

- Ciudadanos pueden planear la atención médica que desean recibir ante diagnósticos fatales

- Se evitan dilemas médicos y se respeta la dignidad de pacientes: Notario Público

- Hospitales deben evitar que enfermos fallezcan aislados de sus familias

Claudia Montero Xalapa, Ver. 28/07/2020

alcalorpolitico.com


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Que el virus COVID-19 esté mermando miles de vidas no excusa la necesidad de abordar con responsabilidad la forma en la que enfermos deben ser atendidos, valorados y sometidos al tratamiento para sobrevivir, de modo que en estas complicadas circunstancias, las decisiones sobre el final de la vida no deben ser improvisadas.

Al referir lo anterior, el notario público Armando Adriano Fabre expresó que durante la pandemia también se ha observado que los enfermos han fallecido en un escenario de total aislamiento y desprecio, por lo que consideró importante que las autoridades tomen en cuenta el acompañamiento familiar y, por la otra parte, que cada persona considere la “voluntad anticipada”.

“Se sabe de pacientes que llegaron a un hospital acompañados y después, su única compañía en el aislamiento se volvió soledad y terminó en una sentencia aterradora del nunca jamás; mostrando el abandono de cualquier actitud que tienda a garantizar la obtención de una muerte digna”, dijo.



Explicó que con la voluntad anticipada se facilitaría el proceso de comunicación y la toma de decisiones derivadas de un diagnóstico clínico, para que médicos eviten cualquier tipo de dilema ético sobre quién debe recibir un tratamiento médico: el paciente que cubre los criterios para recibirlos y tiene posibilidades de cura, o aquel que, aun cubriéndolos, únicamente prolongará su agonía.

Adriano Fabre señaló que en estos momentos críticos de la pandemia, el principal dilema ha sido la omisión de medidas que garanticen la capacidad del enfermo para decidir sobre el acompañamiento familiar, a pesar de que forma parte de sus derechos como paciente.

A decir de Adriano Fabre, desde el inicio de la contingencia sanitaria, el enfermo al saber que tiene COVID y aislarse, se siente temeroso de la muerte y sumado a esa soledad obligada, la estancia se vuelve un problema, ya que las relaciones de personas que contaban con su afecto se van distanciando hasta finalmente quedarse a solas.



“En este tipo de situaciones es donde cobra importancia que las autoridades sanitarias hagan un esfuerzo por garantizar en la medida de lo posible, el acompañamiento familiar a los pacientes contagiados de COVID-19, siguiendo las medidas de protección pertinentes”, dijo.

Sobre todo, dijo, en los casos en los que la enfermedad sea irreversible o presente un diagnóstico grave, para efectos de respetar la dignidad, autonomía y consentimiento informado de los pacientes y a su vez, garantizar la obtención de una muerte digna.

“Hemos visto el escenario devastador que esta peste ha propiciado en millones de pacientes que han muerto en absoluta soledad, aunado a la tristeza que genera tal hecho, la imposibilidad de sus familiares de brindarle una despedida más humana, con los ritos funerarios de acuerdo a sus creencias”, dijo el Notario Público.



Por tanto, definió como necesario que se conozca la forma en la que actúan los médicos ante situaciones extraordinarias, como con el COVID-19, ya que nadie está exento de padecer dicho virus.

Además, señaló que las instituciones de salud deben brindar atención a un gran número de pacientes, de modo que están obligadas a considerar los intereses de la comunidad, lo que equivale a distribuir justamente los recursos y utilizarlos en los pacientes en los que los datos clínicos revelen que le serán favorables a su organismo, aplicando un “triage”, es decir, el método de selección y clasificación que se utiliza en emergencias y desastres y con el cual que se pretende privilegiar la posibilidad de supervivencia.

Precisó que dicha práctica no resulta discriminatoria, en atención que prevalece el principio bioético de justicia y por lo tanto, es totalmente permisible cuando los sistemas de salud no están en óptimas condiciones para atender a muchos pacientes.



En este escenario, es precisamente donde cobra importancia la declaración de una “voluntad anticipada”, para planear qué tipo de atención médica se desea recibir cuando se tienen mayores posibilidades de morir que de sobrevivir.

“El COVID-19 nos ha enseñado que no respeta clases sociales, género, edad, grado académico y/o virtudes y además, que a doce años de haber sido aprobada en México la Ley de Voluntad Anticipada, al día de hoy no existe en nuestro país una cultura de planeación oportuna sobre la forma en la que deseamos morir, incluso, es un tema que a muchos les incomoda, a pesar de que nadie está libre de caer en una situación irreversible para nuestra salud”.

Para finalizar, Armando Adriano refirió que estamos ante la presencia de un virus sordo e impredecible y no se sabe si se está al principio del final de la pandemia, por lo que ante esta difícil experiencia es necesario reflexionar.



“Primero con nosotros mismos y posteriormente con nuestra familia, sobre cómo queremos ser tratados en situaciones ordinarias y extraordinarias, en las que debemos tomar decisiones sobre el final de nuestra vida, sin embargo, hablar sobre este tema sigue representando un tabú y un problema que preferimos eludir”.

Trabajo realizado con el apoyo de: Journalism Emergency Relief Fund https://newsinitiative.withgoogle.com/journalism-emergency-relief-fund