“Aprendí una lección de vida y ahora la disfruto al máximo”: Dulce Janet Castillo

Como un milagro y señal de la existencia de Dios, fue calificado el caso de Dulce Janet Castillo Meza, una de las dos sobrevivientes del accidente de las Cumbres de Maltrata, precisamente hace un año, donde perdieron la vida 58 personas que venían de una convención cristiana.

En este sentido, Dulce narró para los medios de comunicación la difícil experiencia que fue el estar en coma y después enterarse de que dos de sus tres hermanos habían muerto, y que esa era la razón por la cual nunca la visitaron en el hospital.

¿Dulce tú te percataste de que el camión iba a chocar o que había perdido el control?

-- No la verdad no, solo recuerdo que mi hermano José Oscar, me dijo que no tuviera miedo, que no me iba a pasar nada, recuerdo que el chofer sí nos había dicho que el carro se había quedado sin frenos, la verdad es que no puedo decirlo con exactitud

¿Qué recuerdas de ese día, antes del accidente?

--Sólo recuerdo cuando nos subimos de regreso, que veníamos intercambiando ideas de lo que habíamos sentido y de todo lo que nos había pasado en esos tres días de la actividad, me atrevo a pensar que el enemigo quería derrotarnos porque veníamos felices y aunque él provocó el accidente, Dios lo permitió por algo, pero vean Dios dejó dos sobrevivientes y que médicamente decían que no íbamos a volver a caminar, ni hablar pero al pasar de los días Dios da salud y lo vimos más aun en mi vida.

¿Dulce que tan difícil fue y cuando te enteraste que tus hermanos habían muerto?

Fue un mes después, me reunieron con doctores y mis padres, ahí pregunte porque no me habían ido a ver a mis hermanos, ahí me dijeron que caímos en un vacío y todos habían muerto, y que sólo quedamos dos vivas entre ellas yo, ahí empecé a llorar, si me da tristeza pero se que ellos están bien. Al segundo mes de que me dieron de alta, yo me incorporé a mi vida normal, y mi forma de vida ha cambiado, yo antes no valoraba la vida, no me involucraba en las cosas de Dios, ahora la vida la tengo que disfrutar al máximo pero haciendo cosas buenas.

Por su parte el padre de Dulce dijo “vivimos una experiencia terrible ese 17 de abril de 2006, ahí se me fueron dos de mis hijos, es un milagro de Dios que Dulce se haya salvado, ella fue nuestro consuelo… recuerdo esa noche que llegamos para reconocer los cuerpos, la gente nos ayudó mucho. Mi hija fue la niña sobreviviente más grave, en nosotros aún está esa herida y esperamos que Dios pronto la sane”.

Y será mañana cuando arribe a esta ciudad la segunda sobreviviente de esta tragedia. Orfa Elisa Jiménez. Ella es la pequeña que en ese entonces tenia 8 años y que ahora con 9 años de edad, superó la perdida de su abuela, sus dos tíos y una prima, además que salió de una operación de su pierna la cual era de recuperación larga y más aun que el pasado diciembre regresó al lugar de los hechos y enfrentó el temor y el recuerdo que en algún momento la lastimó.