En México se han dado avances importantes en la atención de violencia contra las mujeres; sin embargo, aún falta mucho por hacer para combatir esta problemática, considera la psicóloga Virginia Archundia, directora del Centro de Atención Terapéutica contra la Violencia Sexual A.C.
En entrevista con Al Calor Político indica que siempre es momento de atender una situación de violencia, incluida la de tipo sexual, ya que influye en el desarrollo de las personas que la viven.
En el marco del Día Internacional de la Mujer, que se conmemora el 8 de marzo, explica que la intención es que se brinden “espacios éticos, la finalidad es promover una sociedad sin mitos, sin falsas creencias donde se responsabilice a quien lo vive. Se les dice que es por cómo están vestidas, por cómo se comportan, que estas personas lo provocaron. Es generar una sociedad informada que rompa el silencio”.
Resalta que es fundamental difundir, “dar herramientas a las mujeres, a no permitir.Y también a los hombres, porque hay hombres que padecen de violencia, pero no lo hablan y no lo hacen por los mitos, por las creencias que hay en la sociedad”.
Archundia indica que, en el caso de personas que fueron abusadas sexualmente, es necesario brindar terapias para que puedan llevar una vida plena.
“Hay gente que tiene dificultad para relacionarse, para entablar una relación de pareja, hay una baja autoestima, un autoconcepto muy frágil, es gente que le cuesta mucho trabajo disfrutar lo que hace, o creer en lo que hace”, indicó.
Asimismo, agrega que este tipo de violencia no sólo impacta a quien la vive, también influye en las personas que están a su alrededor, por ello es importante una terapia familiar, es como permitir romper el silencio de lo que se está sintiendo.
Hay un trabajo importante de instancias como el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), se está empezando a romper el silencio en este sentido, comienza a haber espacios, eventos, con el fin de eliminar estas situaciones, reconoce. “Crecí con la idea de que yo era la culpable”.
Delia “N” es una de las pacientes de esta asociación. Indígena proveniente de la zona de Toluca en el estado de México, ella recuerda cómo fue su vida después de haber sido abusada sexualmente por un familiar cercano.
“Me daba mucho miedo hablar de la situación que viví a los cinco años de edad, violación y abuso, entonces para mi fue un reto, pero llegó a pedir ayuda a la asociación muy mal mentalmente, porque ya no podía más. Crecí con la idea de que yo era la culpable, de que yo ya no valía”, expresa.
No obstante, con tranquilidad, manifiesta que cuando pasaron las sesiones “poco a poco me fui desbloqueando y comencé a aceptar que yo fui víctima; tener cercanía con los demás, tener amigos. Me costó mucho, tenía el coraje de esa vivencia que tuve y aquí descubrí todo lo que tenía guardado”.
“No podía disfrutar de la vida, no podía disfrutar nada del coraje que tenía. Lo intenté platicar con mi mamá, pero no me supo escuchar, entonces nunca se lo conté a nadie hasta que llegué a la asociación, bastantes años después”, comparte.
Hoy, indica, el mundo es otro. Las puertas se fueron entreabriendo poco a poco, “llegué al Distrito Federal con la idea de buscar otro tipo de vida. Se fue abriendo el mundo, yo soy del estado de México, las mujeres se dedican a la artesanía, llegué aquí sabiendo eso, empecé a tocar puertas y ahora estoy iniciando mi empresa y me está yendo bien, ya hasta acabo de exportar a la India”, lo importante es buscar ayuda y ese mensaje les dejo, finaliza.