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Universidad Anahuac

Sección: Estado de Veracruz

Aumentan los feminicidios en Xalapa, crimen de madre e hija se suman a la lista

A las dos mujeres sus allegados las despideron en la funeraria Godoy

Miguel ?ngel Le?n Carmona Xalapa, Ver. 16/11/2016

alcalorpolitico.com


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El infortunio marcó a madre e hija. Un crimen las arrastró también a ellas a la muerte. Dos mujeres que se suman a la lista de feminicidios en Xalapa, una de las ciudades más reincidentes en el estado de Veracruz.

Itzel Torres regresaba del colegio. Abrió la puerta como de costumbre y notó que el hermano de su padrastro estaba en casa. El hombre escondía un bulto en la cajuela de su auto, quizá la chica de 16 años se habría ofrecido a ayudar, pero notó que el fardo era el esposo de su madre, tenía boquetes en el cuerpo y la escena dejó de parecerle familiar.



Ese fue el error de la estudiante de bachillerato. Su muerte no causó estruendo, murió estrangulada. El asesino procedió a limpiar la escena del crimen; a su hermano lo guardó en la cajuela y a la chica la arrastró hasta el baño. Fue cuando la madre, Sofía Cruz, llegó al lugar de los hechos, a su domicilio.

El mismo pecado cometió Sofía, como su hija, con la mirada. Los vecinos cuentan que sus gritos alertaron al fraccionamiento. “¿Por qué me hiciste esto?, preguntó paranoica al asesino, a su cuñado. La respuesta fue discreta, como el ruido que provoca un arma calibre 22.



Los lugareños y las autoridades ministeriales, reconocen que ante el llamado de emergencia al 066, elementos de la Policía Estatal acudieron en cuestión de minutos, a tiempo para detener al responsable y para retratar el triple homicidio.

Hoy, la morada de la familia Guerrero Cruz tiene una fachada lúgubre. Los vecinos confirman que nadie más puede habitarla, porque a todos los mataron. En la cochera del domicilio quedó una camioneta roja a medio pulir, cintas amarillas que acordonan la calle y un gato, la mascota de la familia, que todo mundo ha olvidado; el minino ahora persigue hormigas para alimentarse, porque sus dueños no están. Los asesinaron.

Pocos dan testimonio de los hechos en la colonia Lázaro Cárdenas; un fraccionamiento de estrato medio, a escasos metros del centro comercial Plaza Crystal. Una zona de las más privilegiadas, en la capital, cuentan los lugareños. “Aquí lo más que se veía eran asaltos. Ahora no queda de otra que guardarnos temprano, porque a lo mejor no fue obra de la delincuencia organizada, pero ahora todo mundo tiene una pistola, todo mundo mata”, cuenta un ama de casa con la condición de que su identidad sea resguardada.



Hace 24 horas que se suscitaron los hechos; el homicidio de Edgar Guerrero Hernández hoy lo llora la mitad de sus familiares en la funeraria Bosques del Recuerdo. El resto de los parientes, visitan a su hermano, a César Guerrero Hernández, le preguntan tras las rejas por qué regó sangre de la suya.

Sobre la muerte de Itzel Torres Cruz y Sofía Cruz Martell, la doctora de la Universidad Veracruzana, Estela Casados saca cara por ellas. “Se trata de dos feminicidios, porque la saña es evidente y además existió relación política entre víctimas y victimarios”.

En lo que va del año 2016, hasta el mes de octubre, ocho feminicidios se han documentado en las ciudades de Papantla, Veracruz y Xalapa: las más lacerantes para las mujeres según cifras del Proyecto "Asesinatos de mujeres y niñas por razón de género. Feminicidios en la entidad veracruzana", realizado por la Facultad de Antropología de la UV.



A las dos mujeres, madre e hija, sus allegados las despiden en la funeraria Godoy. Dos féretros se exhiben en la sala privada. A la caja de color azul, donde ahora descansa Itzel Torres Cruz, sus amigos del colegio Morelos le aseguran que no olvidarán sus carcajadas, ni su dedicación en el aula.

A la chica, el grupo de compañeros la refiere como la mejor estudiante del tercer semestre de preparatoria. Sus notas, cuentan, eran de nueves y dieces, sumado a su talento por el dibujo y los dos idiomas que dominaba: el inglés y el alemán.

“Nuestra amiga fue una niña soñadora, le encantaba viajar, su mami le cumplió su sueño de conocer Europa como regalo de 15 años. Hoy ya no está con nosotras, pero sabemos que en el cielo seguirá haciendo feliz a muchas personas”.



En el otro extremo de la sala, cubierta de rosas blancas, enfermeras de la Clínica 11 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), reconocen en su compañera y jefe del departamento de enfermeras a una mujer solidaria, trabajadora, que si cumplía con horas extras era por el bien de su hija, Itzel.

Los compañeros de la enfermera confirman que a Edgar, nutriólogo de profesión, lo conoció en los pasillos del hospital, después se casaron y se presentaban en todas las reuniones laborales como una familia feliz.