Autopista Córdoba-Puebla ya es insuficiente: Samuel Benítez

El incremento del parque vehicular en los últimos 50 años, el cruce de unidades del servicio público federal a velocidades superiores a 100 kilómetros por hora, los excesos de dimensiones y el error humano son algunos factores que rebasaron la capacidad de desfogue de la autopista 150-D, en su tramo Córdoba-Puebla.

Sobre este tema han opinado ingenieros civiles y representantes de transportistas en los últimos dos años, señaló El ingeniero Samuel Benítez, al precisar que la autopista ya no se da abasto, y prueba de ello son los kilómetros de filas de autos acumulados tras algún incidente. “Hace más de 50 años en que fue inaugurada la autopista, fue diseñada para un tipo de necesidad. Había un menor parque vehicular, porque la demanda de productos y servicios en su paso por carretera también era menor. Los vehículos de aquellos años corrían a 80 kilómetros por hora. Hoy la infraestructura carretera quedó rebasada ante una demanda real que requiere una solución inmediata, para el tipo de vehículos que ahí transitan”, explicó.

A lo anterior se suma la ampliación de la terminal portuaria en Veracruz, con lo cual hay un incremento de mercancías sobre la autopista, la continua reparación de diversos tramos carreteros, los accidentes y cierres de sector que aumentan los tiempos de traslado y encarecen el transporte de mercancías.

Comparada con otras autopistas del país, la 150-D en su tramo Córdoba-Puebla no cuenta con cámaras de seguridad ni servicio de internet gratuito. A lo largo de su recorrido apenas tiene algunas casetas telefónicas; son pocos los retornos, acotamientos y rampas de frenado de emergencia, además de ser una de las más peligrosas por los continuos asaltos.

El ingeniero dijo que, a pesar de las demandas de la iniciativa privada, el gobierno federal, a través de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, no ha hecho nada por modernizarla ni por ampliarla; de ahí que la iniciativa privada lamentó que siga el estancamiento económico y las pérdidas por este factor. Y es que basta un accidente, una descompostura o un derrumbe para paralizar al sureste del país en el flujo de personas y mercancías, ocasionando graves pérdidas a la iniciativa privada.