Hace quince años, en el Tec de Monterrey, campus ciudad Juárez, Bruno Bichir estrenó "La historia del tigre", del italiano Dario Fo. Largo camino recorrido desde entonces hasta la noche del pasado jueves en que se presentó en el Teatro del Estado.
Bruno decidió hacer la historia sin maquillaje, sin vestuario de época, aparece en el escenario sólo con rodilleras de skateboard y su traje naranja. Así, sencillo. De esa manera da vida a un soldado chino que cuenta sus andanzas y peripecias después de haber sido herido en combate.
Se nota que Bruno es heredero de una familia de actores, pues ofrece un espectáculo donde hace gala de una fina narración oral, con humor que atrae y seduce desde su inicio al público. Logra que los asistentes compartamos de esta historia, escrita por el italiano Dario Fo, veinte años antes de ganar el Premio Nobel.
La historia del tigre es una narración que habla de amor y de amistad, de la generosidad y la valentía, del honor y la honestidad. Y ciertamente Bruno Bichir hizo gala de honestidad con el público que asistió, pues al concluir su presentación se quedó para charlar animadamente con la gente.
Habló de su familia, de sus hermanos Demián y Odiseo. De sus trabajos juntos, de la enorme admiración a su padre, Alejandro Bichir. De lo guapa que es su madre Maricruz Nájera. Compartió la anécdota que en cierto coctel al final de una obra, esperaba que llegara su mamá para irse y, mientras platicaba con unos amigos vio desplazarse a una hermosa mujer que, al girar, se dio cuenta que era su madre... ¡En la ídem¡
También habló de las otras versiones sobre "La historia del tigre", de la que realizó Boris Schoeman, por ejemplo, que prefiere no verlas para mantener una versión propia, en fin, honesto y directo, confesó a una pregunta que le hicieron sobre si tenía o no miedo al salir al escenario.
“Claro que lo tengo. Ahí solo, frente al público, todo tan oscuro que no los puedo ver. Me da pavor que no les guste mi trabajo. Cuando se ríen me animo, pero cuando hay momentos largos, muy largos y preocupantes, dudo si lo estoy haciendo bien”.
Echó porras a Héctor Herrera, el director del Festival Emilio Carballido, celebrando que el Ayuntamiento apoye a que se hagan este tipo de actividades, para beneficio de los habitantes, ya que son necesarias, para crear un espacio de reflexión, en especial en momentos como los que pasa el país.
Por supuesto que la ovación fue nutrida, calurosa. La gente salió con un grato sabor de boca ante la moraleja sobre la solidaridad y el estar juntos que presenta Dario Fo, tan oportuna. Ese es el granito de arena que hace un actor de la talla de Bruno Bichir.