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“Caminé, buscaba lavar ropa o limpiar casas, pero me ofrecieron 80 pesos y desde ahí soy prostituta”: Martina

Norma Trujillo B?ez Xalapa, Ver. 14/09/2008

alcalorpolitico.com

Martina, camina por la calle Constitución, para ir a dejar un porcentaje de lo que ha ganado en “un trabajo”, allí, casi llegando a Abasolo está Blanca en su espera, porque aún la mujer que desde hace unas décadas controlaba la zona de tolerancia en “el árbol”, aunque ya tiene 63 años, cobra para darles permiso a una seis señoras que todavía llegan a ocupar los hoteles de paso que se ubican en esa zona.

Madre de seis hijos, 4 mujeres y tres varones, el más grande de 17 años y el menor de 4, Martina platica, “que a sus 46 años de edad, viene de la comunidad de Xotla, del municipio de Tlaltetela, “viajo tres veces a la semana desde hace como medio año, cuando voy, llevo tomate, chiles, galletas de animalitos y a veces encuentro trapos de 20 pesos o para los más grandes de 100”.

Con apariencia humilde, Martina enrojece y comenta, “mis chamacos no lo saben, yo vengo por las tardes, pero hasta el rancho no hay nada para tener comida, yo no me iba a acostar con nadie, solo quería trabajo para lavar o limpiar casas, pero anduve un día y no encontré y no tenía dinero para mi pasaje y dije al chofer del Azteca que después le daba y no quiso, encontré a una del pueblo pero no tenía para prestarme, entonces me quedé y yo decía: como le voy a hacer empecé a caminar y llegué por aquí”.

Caminé, caminé –dijo aún con vergüenza y amargura-, entonces, “un señor se acercó y me dijo tengo 80 pesos vamos, yo no sabía que aquí había prostitutas, sentí refeo y me insistió y dije yo tengo que regresar a mi pueblo mis hijos y mis parientes se van a asustar si no llego, entonces después le dije pero a dónde, yo quiero trabajar lavo en tu casa ropa, le dije. Pero no, él me dijo que quería aquello”.

“Me convenció y sentí asco, quería volver el estómago, pero al final me dio 120 pesos, y eso allá lo ganaba como en tres días, por eso después dije esto está bien, solo me dijo que no le dijera a Blanca cuánto me había pagado, que le dijera que me dio 60, porque como ya las que llegamos a venir somos de más de 40 años, entonces ya no pagan bien y Blanca que ya es viejita se lleva 20 pesos por trabajo de las demás”.

Martina, aparte de vivir dentro de la zona de las altas montañas de Veracruz, es católica pero “pero de a verdad no tenía que darles de comer a mis hijos y eso que el más grande ya me ayuda, pero en el campo no hay nada, el café no vale, lo ocuparon en el corte de caña ahorita y por eso el sábado lo traje a comprarse cosas con lo que está ganando él y les compró a sus hermanos, Patricio es bueno”.

Mis chamacos –comentó-, “saben que yo vengo a fregar la ropa pues mi marido no tenía trabajo y cuando se iba a limpiar la finca o algo, nadamás comprábamos tortillas y frijoles, eso era todo, luego íbamos a Huatusco y allá una señora nos regalaba ropa y así vivimos hasta que un día dice yo me voy al norte y se fue, pero nunca me mandó quintos, entonces después se fue un primo de él y ya supe que se casó por allá y yo creo que no va a venir ya”.

Por eso, debo seguir aquí las dos chamacas van a la escuela, pero “a la primaria, la maestra me ha dicho que busquemos el dinero de Oportunidades, pero no nos ha tocado, si yo tuviera un poquito dejaría esto y les diría en mi casa que mi patrona me corrió.

Y sobre la protección a su salud, refiere, no nadamás usan ellos condones, tengo miedo de eso, del SIDA, pero no, dicen que antes las autoridades venían, pero ahora ya no, porque ya somos poquitas, pero estamos viendo integrarnos de nuevo para que nos ubiquen en un lugar y la policía y todos nos ayuden, porque hay hombres que son muy groseros.

Así, explica, “la falda que traigo no la uso allá, ni esta blusita, yo les digo son mis uniformes, porque llego aquí y aquí me cambio, allá tortillo, hago comida, allá soy Martina, aquí la prostituta”.