Campesinos celebran a San Judas Tadeo en El Guayabo, Emiliano Zapata; le piden ayuda ante crisis

En medio de una profunda crisis económica que afecta al campo veracruzano, cientos de familias se reunieron este martes en la comunidad de El Guayabo, municipio de Emiliano Zapata, para celebrar en su día a San Judas Tadeo, el patrón de las causas difíciles y desesperadas.

La festividad, marcada por cánticos, música y el tradicional recorrido de imágenes, se convirtió en un acto de fe colectiva y de súplica por tiempos mejores. Campesinos y sus familias participaron con devoción, pidiendo por buenas cosechas y por la recuperación de los precios del café, el limón y el tomate, productos que en los últimos meses se han desplomado en el mercado.

Entre los devotos más antiguos se encuentra don Juan Amaro Ojeda, de 65 años, quien desde hace más de 3 décadas organiza y participa en este festejo. Para él, la fe en San Judas ha sido su refugio ante los años difíciles y las pérdidas en sus cultivos, por lo que lo define como el santo patrono del trabajo. “Ahorita lo que queremos es que la cosecha de café nos recomponga un poquito. Los precios del tomate están muy bajos. Igual el limón está por los suelos. No tenemos ni para comer ni para los peones; no sacamos”, expuso.

Don Juan, productor de café, limón y tomate, asegura que la esperanza y la oración son lo único que sostiene a las familias rurales. “Mal que bien, pues no me ha ido. Ahí la llevo, poco a poco… los milagros que le pido sí me los da. Él nunca nos ha dejado solos en el trabajo, porque él es el patrón del trabajo. Y lo que nosotros queremos es que no nos falte el trabajo”, relató.

La celebración, que comenzó hace unos 30 años con una pequeña figura del santo, ha crecido hasta convertirse en una tradición comunitaria. En la comunidad El Guayabo, distintas familias albergan imágenes de San Judas Tadeo en sus casas y se turnan cada año para realizar la fiesta, que incluye música, comida y rezos. “Cada santito es una vivienda y aquí lo celebramos. Yo y mis hijos, y el señor Chacón Muñoz de Castillo, Veracruz, andamos con esto”, explicó don Juan.

La jornada concluyó entre plegarias y promesas de seguir reuniéndose año con año. Los campesinos reiteraron su fe en el santo de las causas imposibles, con la esperanza de que la próxima cosecha traiga alivio a sus hogares y que el milagro que piden –un campo justo y productivo– se haga realidad.