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Ahora s?: San Rafael Gu?zar y Valencia, ?ora pro nobis?

¡Canonizado!

Los xalapeños emocionados, aplaudieron el momento cumbre Miles de familias presenciaron en El Vaticano y aquí la ceremonia

Agust?n D?az Bravo Xalapa, Ver. 15/10/2006

alcalorpolitico.com

La voz del sacerdote Vicente Condado, párroco del Santuario de El Dique, quien estudió en Roma, fue el cronista principal que traducía del latín y relataba para los miles de personas que abarrotaban la Catedral Metropolitana de Xalapa, la Plaza Lerdo y los bajos del Palacio de Gobierno, lo que sucedía en la Plaza de San Pedro, allá en Roma y fue quien dijo:

“Este es el momento que hemos esperado tanto tiempo”, cuando las reliquias de monseñor Rafael Guízar y Valencia fueron colocadas en el altar de los santos bajo la advocación que hizo el Papa Benedicto XVI y entonces, todos los asistentes aplaudieron de manera espontánea pero respetuosa, sin gritos, sino con respetuosa solemnidad.

Era el instante en que terminaban las esperanzas de más de medio siglo, el anhelo de toda una generación de veracruzanos que ha seguido año tras año la causa de la beatificación de Guízar y Valencia y que este domingo, el representante de Cristo en la tierra declaró que Rafael Guízar es santo, según la Carta Pastoral que el propio Benedicto XVI entregó al actual arzobispo de Xalapa, Sergio Obeso Rivera, quien acto seguido, pasó a hincarse y besar el anillo papal, lo mismo que el vicepostulador de la causa, padre Rafael González, instante en que también la feligresía agradecida y emocionado, aplaudió con alegría.

Fue en ese instante en que la lluvia cesó. Empezaron a cerrarse los paraguas que la gente que no alcanzó lugar en los sitios techados, como es la propia Catedral, sostuvo durante toda la vigilia ahí, aguantando la lluvia, Había gente de todas las edades, desde ancianas que conocieron a Rafael Guízar hasta niños que se durmieron en los brazos de sus padres o en el piso de la Catedral. Se sintió la conmoción que muchos corazones vivieron en ese instante en que los veracruzanos sintieron que hay un Santo que ve por ellos, allá en la eternidad.

El primer aplauso se había producido unos 40 minutos antes, cuando en las pantallas de Televisión Vaticana ya asumía la presidencia de la Causa de los Santos su Santidad Benedicto XVI y de pronto apareció la efigie de Rafael Guízar. El aplauso se inició dentro de la propia catedral, donde nadie podía moverse por la cantidad de gente que ocupó todos los espacios posibles desde los cuales pudiera verse la enorme pantalla que se colocó en el presbiterio, en el sitio donde se encuentra el Altar Mayor y el aplauso se generalizó hacia la Plaza Lerdo y los bajos del Palacio de Gobierno.

La gente siguió con atención los cantos que se producían en la Plaza de San Pedro y la crónica del padre Condado, en la transmisión de Radio Televisión de Veracruz, que mezclaba voz e imagen de la ceremonia en Roma con los asistentes a la Catedral de Xalapa y ahí estuvieron todos durante horas, unos sentados, otros de pie, pero nadie se movía de su lugar aunque a ratos la lluvia apretaba pero como una “manda” estar ahí, como una leve penitencia que nadie quería dejar de hacer.

Finalmente, cuando terminada la ceremonia de la canonización, el padre Condado dijo que se iniciaba la “liturgia de la palabra” con las tres lecturas correspondientes a la Misa de domingo y que luego vendría la homilía de Benedicto XVI, la gente satisfecha por haber asistido a ese momento cumbre, empezó a retirarse con discreción.

Fue una reacción generalizada, porque tanto la gente que estaba en la Plaza Lerdo, que se suponía más cansada y en su mayor parte mojada, era explicable que no desearan quedarse a presenciar la celebración eucarística, pero no, también del interior de la Catedral empezó a salir mucha gente y sólo se fueron quedando quienes aprovecharon para “oír” la misa a que por obligación o devoción, acuden cada domingo, pero ahora, con la satisfacción de tener a un Santo, allá en los cielos.