Casas de citas operan con menores en pleno Centro de Xalapa: Estudio de UV

Debido al riesgo a ejercer el sexoservicio de calle, en la capital del Estado ha incrementado el número de casas de citas donde menores de edad ofrecen servicios sexuales, afirmó el investigador en Estudio Social de la Universidad Veracruzana (UV), Emilio Espronceda Hernández.

En entrevista, manifestó que en conjunto con la académica Rosío Córdova Plaza, realizó un estudio en el 2015, y en campo detectaron alrededor de 25 casas de citas tan sólo en el primer cuadro de la ciudad, donde también ejercen la prostitución de menores al amparo de las autoridades municipales.

Detalló que la mayoría de estos lugares se amparan bajo el régimen de restaurantes o cervecerías, aunque se pudo constatar que al interior se ejerce el sexoservicio.



Espronceda Hernández dijo que esta característica de comercio impide a las autoridades actuar y clausurar estos espacios, pese a que incluso se anuncian en la Internet.

Añadió que en estos sitios se encuentra a mujeres que son originarias de otros estados del país y dichas casas proliferan dado que les garantizan la obtención de un dinero rápido que no ganarían con jornadas diarias de ocho horas.

"Ellas dicen: de irme a una fondita a que me paguen 80 pesos el día, en dos o tres servicios, yo puedo obtener hasta 300 pesos mínimo en dos o cuatro horas”, ejemplificó.



El investigador señaló que en Xalapa son visibles las casas de citas, pues se pueden identificar claramente, sobre todo en el Centro, en la parte urbana de Xalapa.

En contraparte, comentó, el sexoservicio ya no se nota en las avenidas, dada la peligrosidad que representa el apostarse a altas horas de la noche.

Destacó que el decremento comenzó a darse desde hace 16 años, pero a últimas fechas ya es casi nula la presencia de mujeres que ofrecen su cuerpo a la intemperie, por lo que este mercado fue acaparado por los transexuales.



Espronceda Hernández consideró que es más seguro estar en una casa de citas o anunciarse por Internet que permanecer en la vía pública en espera de un cliente.