En uno de los momentos de mayor necesidad para el municipio, el Departamento de Limpia Pública opera prácticamente desmantelado, advierten residentes que se quejan por un servicio deficiente.
La dependencia, clave para la recuperación tras las inundaciones del 10 de octubre, llega a la recta final de la administración 2022-2025 de la alcaldesa Blanca Lilia Arrieta Pardo con una de las mayores cifras de despidos en el último año, lo que ha reducido de forma drástica su capacidad de respuesta.
En este contexto, el deterioro interno del área fue expuesto por el trabajador municipal Javier Badillo, quien a través de una reflexión publicada en su cuenta de Facebook relató su experiencia tras ser comisionado a Limpia Pública desde abril de 2022.
Badillo, quien ha ocupado la Tesorería Municipal en otros periodos, describió un departamento que, ante recortes “sin capacidad de análisis y criterio”, pasó de contar con alrededor de 65 trabajadores, entre personal de base y de confianza, a apenas 18 empleados de confianza disponibles actualmente.
Expuso que estos trabajadores enfrentan condiciones laborales precarias: deben cubrir horarios extendidos, incluidos fines de semana y días festivos, sin incentivos adicionales y bajo la constante amenaza de perder su empleo.
A ello se suma la falta de herramientas, los daños que ellos mismos sufrieron en sus hogares tras las inundaciones y la limitada seguridad con la que operan cada jornada.
Pese a este contexto adverso, el personal sigue atendiendo hasta altas horas de la noche la recolección de basura y la limpieza de calles, parques, bulevares, camellones y escombros. Sin embargo, Badillo cuestiona que su labor sea frecuentemente ignorada tanto por la ciudadanía como por algunos funcionarios que, afirmó, priorizan la imagen pública por encima de las necesidades reales del municipio.
En su mensaje lamentó que “nuestros representantes, más preocupados por las fotografías para crear una realidad que no existe”, exijan a un grupo reducido de trabajadores la responsabilidad total de la limpieza de la cabecera municipal. También criticó que otros empleados de confianza no se sumen a los trabajos extraordinarios derivados de la contingencia.
El trabajador llamó a la población a reconocer el esfuerzo del personal de Limpia Pública y a no responsabilizarlos del estado de la ciudad, insistiendo en que la solución requiere corresponsabilidad ciudadana y decisiones administrativas basadas en criterio y análisis. Finalmente, invitó a la comunidad a dirigir sus exigencias hacia las autoridades que tienen la obligación de garantizar un servicio funcional, especialmente en escenarios de emergencia como el que actualmente vive Álamo.