Sin diferencias, ayudantes, sobrestantes e incluso ingenieros y arquitectos, conmemoraron en medio de un ambiente festivo el Día de la Santa Cruz o Día del Albañil, de acuerdo con la tradición novohispana.
En Xalapa, la baja actividad en la industria de la construcción no impidió a "chalanes" y "maestros" celebrar su día con un convivio, cohetes, una bendición y alzar la cruz en lo alto de la obra.
Es el caso de la construcción de un complejo de aulas y biblioteca en el microcampus de la Facultad de Economía de la Universidad Veracruzana, en donde los obreros no se intimidan con el sofocante calor de mediodía y sin problemas suman esfuerzos para concluir el tercer y último piso del nuevo inmueble de la UV.
Acorde con la celebración, la compañía ejecutora del proyecto dispuso de un mesa cubierta con un mantel blanquísimo y dos arreglos florales, donde el sacerdote Fernando González dio su bendición y poco antes del inicio de la fiesta, la música de banda inunda los pasillos mientras los albañiles echan unos cohetes al cielo.
Con la lectura del libro de San Juan y el Salmo 77, el presbítero pidió a los trabajadores también perdonar a quienes los ofenden y les recordó que al levantar la cruz en lo alto de la edificación, la protección de Dios es para todos los que participan en la obra.
"Siempre, en cualquier dificultad deben portar la cruz para protección, no como un adorno", dijo el religioso al bendecir la cruz de los albañiles.
En uno de los patios, en una paila se cocinan unas carnitas; mientras dos tambos encierran bajo dos camas de hielo una generosa reserva de cerveza.
Uno de los festejados es Pablo y su categoría de maestro de obra no le impide cargar al lado de sus compañeros pilas de block en una carrera rumbo al tercer piso.
Narra que es maestro de obra desde hace dos años; antes trabajó de chalán durante cuatro años y esto implicaba preparar la mezcla, pegar piso, block y tabique.
De 28 años de edad y padre de una hija, Pablo se ríe de los estereotipos de los obreros de la construcción, inmortalizados desde los años setenta en la película
El día de los albañilescon Alfonso Zayas, Tun Tun y Luis de Alba en el reparto.
“Los tiempos han cambiado”, dice Pablo y ahora los albañiles no gritan más piropos a las transeúntes, “podemos echar relajito entre nosotros, pero allá afuera no se puede faltar al respeto”.
Los riesgos laborales no cambian: trabajar a alturas de más de 15 metros y expuestos a las altas temperaturas de la primavera y el verano.
Las condiciones resultan duras para Pablo, quien debe viajar a Ixhuacán de los Reyes para visitar a su familia. Entre semana, él y seis compañeros rentan una habitación en las cercanías de la obra.
Mañana 4 de mayo, es una fecha especial, porque su hija cumple los dos años de edad.
Por su parte, José, hermano de Pablo y con más edad, posee poca experiencia de trabajo en la construcción: apenas un año en la categoría de maestro y cinco de chalán.
Antes de ser chalán trabajó en una distribuidora de pollo en la Ciudad de México; sin embargo, el ambiente frío y seco del Altiplano lo obligo a regresar a Veracruz. Aquí se apuntó en el primer trabajo disponible: la construcción, en la obra de un fraccionamiento.
“En Ixhuacán no hay trabajo, el campo nada más y lo que se gana no alcanza”, recalcó José y explicó que las pocas oportunidades laborales están en el campo, con la siembra de maíz y frijol.
Finaliza la bendición y por una tarde, la obra es una improvisada fiesta patronal en donde los trabajadores olvidan sus problemas con juerga y con jerga.