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Universidad Anahuac

Sección: V?a Correo Electr?nico

César del Ángel “peón de la guerra sucia”, usa la pobreza para objetivos personales

Confiesa con cinismo que autoridades ceden, coaccionadas ante el chantaje obsceno y antihigiénico de los 400 pueblos

18/02/2010

alcalorpolitico.com

Estimado Joaquín:

Me atrevo a dirigirme a ti, para solicitarte atentamente, me brindes generosamente el espacio para insertar en “alcalorpolítico.com” el siguiente comentario, pues los últimos acontecimientos en la ciudad de Xalapa, me mueven a reflexionar sobre ellos, ya que al igual que a miles de xalapeños, nos insulta la falta de respeto de Cesar del Ángel por nuestra ciudad.

Ante este oprobio no puedo permanecer callado.

Atentamente

Jaime Garcés Veneroso.

XALAPA SECUESTRADA.

Vaya, vaya, pues los piratas se apoderan nuevamente de la capital del estado, ante la complacencia de sus autoridades (¿ó debiéramos decir, ante el solapamiento y contubernio de las autoridades municipales y estatales?).

Basta sólo consultar lo que el valiente periodista Vásquez Chagoya señala del negro historial del “Pirata chilango”: encarcelado por asesinato; perseguido por otras muertes de policías y ganaderos en la zona norte del estado; embaucador de campesinos; invasor de tierras productivas, que misteriosamente luego pasan a ser fraccionamientos, ó lo que es lo mismo, pingües negocios para el “Pirata”, para tener una idea muy cercana de lo que realmente representa este personaje.

Siempre cercano al PRI, César del Ángel Fuentes, se ha caracterizado por arrimar a sus huestes a la capital del estado y de la república para lograr para sí y ¿para su organización? favores de las diferentes autoridades, las que se ven coaccionadas ante el chantaje obsceno y antihigiénico de los 400 pueblos. Su aparición en la ciudad de Xalapa, a la que con toda tranquilidad llega, lo que por lo menos resulta sospechoso, no resulta casual, llega para tensar aún más, el clima político, que de por sí ya se avizora bastante difícil y complicado.

Si los reclamos fueran justificados y no la utilización de la pobreza para alcanzar objetivos personales; si los cientos de sus seguidores, obtuvieran las herramientas necesarias para mejorar su condición de vida, vale, bienvenidos; si el oprobio de denigrar al ser humano; de envilecer, aún más, la pobre práctica política del estado; de imponer un estado de sitio a una parte de tan noble ciudad; de sembrar un foco de infección que pone en riesgo, no sólo a los “manifestantes” sino a la población en general, yo llamaría a los habitantes de esta ciudad a la solidaridad con su lucha y por ende con su manifestación. Pero no, Cesar del Ángel ha confesado públicamente, en el más puro cinismo, que así él obtiene lo que pide, ni más ni menos.

La perversión de este individuo, que se presta para ser un peón en la guerra sucia electoral, sólo es equiparable a la perversión de quien lo utiliza. A los dos, nada les importa la ciudad de Xalapa y menos, la seguridad y bienestar de sus habitantes, todo sea por lograr sus objetivos. No cabe duda, ambos, tanto el titiritero como el títere, consideran que el fin justifica los medios.