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Sección: Estado de Veracruz

Libertas

China en su historia

José Manuel Velasco Toro 21/10/2021

alcalorpolitico.com

Poco, muy poco conocemos de la historia de China. En el imaginario escolar básico se habla en lo general de algunas de sus edificaciones, inventos tecnológicos, de la larga estancia de Marco Polo y la Ruta de la Seda, así como de uno de sus grandes pensadores: Confucio. Nada más.

Por el cine tenemos una imagen fantástica modelada por las artes marciales y los mitos que se entrelazan con ellas. Por otra parte, la China de hoy se nos muestra como un país productor de mercancías las cuales consumimos día a día. Desde juguetes hasta automóviles; desde imágenes religiosas cristianas hasta teléfonos celulares; desde ropa hasta productos alimenticios; desde el origen de la pandemia COVID-19 hasta el desarrollo de dos de sus vacunas CanSino y Sinovac.

En fin, una gama de productos, diseños, tecnologías y conocimientos que son reflejo de una economía pujante que retomó antiguas raíces históricas que le caracterizaron antaño, donde la invención y creatividad de pensamiento estuvo presente en diversas dinastías gobernantes. Rasgo cultural, el cual estoy comprendiendo apenas gracias a la lectura de la obra de Sergio Rodríguez Gelfenstein, China en el siglo XXI (Entretejas, 2021).



Para la cultura china el tiempo y la necesidad tienen importancia suprema en lo concreto. Concepción práctica que determina la vida cotidiana. Lo concreto como factor en el pensar, en el actuar, propiciador de ideas creativas y que se percibe en la realización de experiencias. Desde el origen de su civilización conformaron su cultura en concordancia con la actividad agrícola y el núcleo familiar básico que devino en una organización política compleja en torno a dinastías gobernantes, de ahí que la historia china se cuente a partir de la temporalidad de cada dinastía y no, como en la historia nuestra occidental, a partir de hechos que consideramos iniciales o concluyentes de un proceso histórico.

Dos son los primeros emperadores Yandi y Huángdi, el segundo conocido como Emperador amarillo que comenzó su gobierno en el año 2697 a. C. (en nuestra cronología occidental). Ambas dinastías impulsaron la agricultura, la medicina, la farmacia, la industria de confección de ropa, la fabricación de embarcaciones, alentaron las letras, aritmética, la música y fomentaron la especialidad productiva de acuerdo con cada región. La esposa de Huángdi, Laousou, desarrolló la técnica de cría de gusanos alimentados con morera para producir seda.

La temporalidad de cada dinastía gobernante es muy variable, pues las hubo, como la Xia que duró 470 años, la Shang que se mantuvo 500 años o la Zhou con 270 años, por mencionar algunas de las mas antiguas. Estos períodos dinásticos fueron paralelos con la civilización egipcia, babilónica e India. Durante esta temporalidad se desarrolló la tecnología de fundición de bronce, se aplicó la escritura a la organización del sistema político, se introdujo la labranza de grandes extensiones utilizando arado de hierro tirado por yunta de bueyes incrementándose la producción agrícola y el desarrollo de la agricultura privada sobre la cual se empezó a cobrar un impuesto.



Se propició la movilidad de personas lo que produjo una creciente actividad intelectual que trascendió en progresivo flujo cultural, tecnológico y de la filosofía, pues es el período en que emergieron las escuelas confucianas, moista, taoísta, del yin y yang, proceso similar al ocurrido en la cultura mediterránea con Sócrates, Platón y Aristóteles.

Durante las dinastías Qin y Han (221 a. C – 220 d. C.) ocurrió un hecho sin precedentes: la creación del primer Estado multiétnico centralizado que fue la base de la unificación del imperio chino. Para su administración se introdujo un sistema de elección de “recomendación de talentos a la corte” (algo como el sistema de carrera administrativa) que consistió en nombrar funcionarios para los cargos con base en la capacidad demostrada mediante exámenes y en el talento que era valorado a través de diversas pruebas. Otro aspecto que hoy consideramos como de nuestro tiempo, es el hecho de que se limitó la temporalidad de mandato en las funciones administrativas y se evitó que los funcionarios tuvieran relación de consanguinidad con sus superiores (es decir, se sabía del daño del nepotismo y de conflicto de interés).

Ello, nos dice Sergio Rodríguez, “constituyó una novedosa política de reclutamiento, selección y seguimiento de los funcionarios públicos en el ejercicio de las responsabilidades del gobierno y del Estado”. ¡Nada nuevo hay bajo el Sol! Es la época, también de la construcción de la Gran Muralla, el florecimiento de la Ruta de la Seda, la invención del papel, el templado del acero, la creación de instrumentos de observación astronómica, un adelanto sorprendente en las matemáticas pues 500 años antes que Occidente, Zhou Bi desarrolló lo que conocemos como Teorema de Pitágoras. En medicina Hua Tuo y Shang Zhongjing escribieron el “Tratado sobre Fiebres”.



Todo este adelanto sucedió mientras el Imperio Romano estaba en su apogeo. Otros avances tecnológicos fundamentales fueron el uso de petróleo y gas para la iluminación, el mejoramiento en la producción de seda y en la producción de acero, así como la construcción de barcos con mayor autonomía. El emperador Taizong de la dinastía Tang, implementó un estilo de gobierno sobre la base de cinco principios: honestidad en el manejo de las finanzas públicas, reducción del aparato burocrático con aumento de la eficiencia y eficacia administrativa, reducción de gastos suntuarios, apertura en el ambiente político y, sobre todo, reclutamiento de administradores con talento, preparación y honor (ideales que seguimos persiguiendo en el quehacer gubernamental). Este periodo dinástico se le conoce como de “Paz y prosperidad”.

En 690 subió al trono Wu Zetian, única emperatriz en su historia que gobernó hasta la edad de 80 años conservando estabilidad política. Periodos dinásticos de gran esplendor donde ya, en el siglo XI, se había inventado la impresión de libros con tipos movibles, lo que estimuló el comercio y la industria. En tiempos modernos (entre 1368 y 1840), bajo las dinastías Ming y Qing se dio la expansión marítima de China y se realizaron expediciones náuticas estableciéndose colonias en Indonesia, Filipinas, Tailandia, Birmania y Malasia.

En el siglo XVI, con la llegada de los jesuitas ocurrió un interesante intercambio científico y en matemáticas, astronomía e hidráulica; pero también con el arribo de ese siglo llegaron las invasiones extranjeras de Portugal, España, Holanda y Rusia, a las que se sumaron, en pleno siglo XIX e inicio del XX, la ocupación Británica, Alemana, Italiana, Japonesa, Rusa y Norteamericana, consecuencia de un periodo de decadencia escenificado al final de la dinastía Ming que impuso una política de control ideológico, cultural, censura literaria e intelectual, de atentado contra la integridad física y de pensamiento, así como de “asfixia” a la ciencia (algún parecido con la realidad contemporánea es pura coincidencia).



China devino de imperio a situación neocolonial impuesta por las potencias occidentales. Luego hubo guerras civiles, luchas de resistencia contra la presencia occidental y emergió la revolución. Mao arribó a Beijing comandando el Ejército Popular de Liberación en enero de 1949, inaugurando una nueva etapa en la historia de la ahora República Popular China.

En nuestros días, China recuperó su tradición histórica ancestral y puso énfasis en el desarrollo de la investigación científica, la innovación tecnológica, la educación como base angular de progreso y espíritu socialista de trabajo, el respeto al saber y, algo que en sus épocas dinásticas limitó, su creciente presencia en el concierto mundial que la ha colocado como segunda potencia económica. Conocer la historia de China para comprender cómo es que se ha constituido en potencia mundial, es fundamental y debe ser incorporada a los estudios de historia universal en la educación básica y superior. Lo aquí dicho sólo es una pincelada de la interesante obra de Sergio Rodríguez la cual invitamos a conocer.