La disciplina deportiva de descender en bicicleta sobre montañas escarpadas, conocida como downhill, representa un riesgo para la salud y la vida, que deben tomar en serio quienes la practican.
En esto coincidieron ciclistas y tour operadores de la región de Orizaba, quienes confirman que esta práctica ha ganado adeptos en los últimos años, principalmente entre adolescentes y jóvenes.
Escenarios como el Cerro del Borrego, sobre la ruta a la colonia Tlachichilco en Orizaba; la ruta Necoxtla-La Cuesta-Ciudad Mendoza; y la del Volcán Pico de Orizaba a La Perla resultan ser los más atractivos, pero también los más peligrosos.
Carlos Campos, deportista extremo y aficionado al downhill, señala que esta disciplina consiste en pruebas de velocidad en descenso sobre terrenos escarpados y agrestes, donde los ciclistas deben sortear rampas, curvas, peraltes, pendientes, saltos, baches, raíces de árbol y piedras.
En los tramos más rápidos, los participantes pueden alcanzar velocidades de hasta 80 kilómetros por hora en descenso, y solo van protegidos con casco, guantes, coderas y rodilleras, lo que representa un serio riesgo ante una caída, derrape o salida a un voladero.
Martín Moreno Rojas, gerente de Villas Pico de Orizaba, recordó que dentro de las instalaciones existe el trazo de una ruta con rampas que atraen cada año a decenas de ciclistas que disfrutan de los descensos.
Desafortunadamente, las caídas o accidentes han dejado ciclistas lesionados, principalmente con fracturas en piernas, brazos y costillas. Aunque en los grupos locales no se han registrado decesos, en días pasados un alpinista de Monterrey, Nuevo León, perdió la vida al practicar esta disciplina en la cara norte del Pico de Orizaba, a los 5 mil 100 metros de altura.