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Columnas y artículos de opinión
30 años después
Helí Herrera Hernández
18 de junio de 2018
alcalorpolitico.com
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Titear: HELIHERRERA.es.
 
Como hace 30 años, el PRI se juega su sobrevivencia.
 
En 1988 tenía el poder electoral en sus manos y podía ponerse los votos que quisiera. Hoy, ya no.

 
Hace 30 años el dinero que necesitaba lo tomaba de la caja chica de la presidencia de la república, de la de los gobiernos estatales y municipales. Hoy ya no porque el monto económico que perciben lo determinan los votos que obtenga en cada elección.
 
Por eso la importancia en la elección actual de pelear sin escrúpulos para conquistar votos.
 
Sinceramente el gobierno de Enrique Peña Nieto ya sabe que va perder la elección federal, y que no va a obtener la victoria, a como van las cosas, en ninguna gubernatura, pero necesitan votos, los mas miles de votos que puedan, dentro de su derrumbe, rescatar, porque para ellos, ahora que ya no estarán en el poder, y no puedan accesar a la caja chica, ni a los programas sociales, ni a las estafas maestras, las prerrogativas públicas son de vida o muerte para ellos.

 
Van a defender en las más de 155 mil casillas que se van a instalar en el país uno, dos, cinco votos, o los que puedan, porque esos votos son dinero que requerirán para sobrevivir estos próximos tres años que no habrá elecciones, porque sus cuadros de dirección, sus activistas sólo se mueven con, y por dinero.
 
Si tienen los jerarcas tricolores la idea de reagruparse, para activar una campaña en todo el territorio nacional, que busque en cada sección territorial a sus cuadros, aquellos a los que les llegaba la despensa, la lámina, los mandiles, las gorras, las playeras, los trastos, los pisos firmes, los sesenta y más, necesitarán recursos económicos para visitarlos y platicar con ellos, para ver si ahora que no les llevarán todos estos beneficios, se mantendrán en la lucha por reconstruir al Partido Revolucionario Institucional.
 
Es decir, tendrán que recorrer el país para ver cuántos soldados les quedaron vivos y ver, si estos, ahora con las manos vacías, mantendrán su amor por ese partido o, mal acostumbrados como siempre han estado, lo abandonan para buscar, como muchos de sus dirigentes nacionales, estatales y municipales, los brazos de Morena u otro partido.

 
Es de vida o muerte para el PRI quedar en segundo lugar para arañar recursos económicos públicos que les genere la esperanza de seguir con vida. De ganar el mayor número de diputados y senadores porque su derrumbe también en ese poder, se traduce en pérdidas de los jugosos bonos que extra-salario reciben, a más de una partida que se destina para cada grupo legislativo, que se otorga en razón del número de legisladores que tengan los partidos políticos.
 
Si algo hay seguro en este proceso electoral federal es que el PRI perderá, a pesar de los esfuerzos que realizan tanto sus dirigentes como voceros oficiosos en distintos medios de comunicación, para aparentar escenarios de triunfos utópicos.
 
“El quid” es el tamaño de la derrota y, en consecuencia, del dinero que se le escapará en los próximos tres años porque nunca, en toda su historia, ni cuando perdieron las elecciones de 2000 y 2006 estuvieron en la lona, como hoy lo estarán, dado que en aquellas fechas contaban con mas del 50% de gubernaturas en su poder, desde donde fluyó dinero para todas sus actividades electorales.

 
En 1988 sobrevivieron gracias al mega fraude electoral que realizó Manuel Bartlett (hoy gran activo de Morena), que le arrebató el triunfo a Cuauhtémoc Cárdenas e impusiera a Carlos Salinas de Gortari, pero el primero de julio, ni el INE ni el TRIFE, evitarán la catástrofe que se le avecina al Partido Revolucionario Institucional.