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Columnas y artículos de opinión
Partidos de vividores
Luciano Blanco González
16 de diciembre de 2022
alcalorpolitico.com
Si aquel que prende y apaga el día concediera la gracia de una larga vida al primer mandatario de México, aplaudiría con convicción la reforma electoral recién aprobada en las cámaras legislativas federales, desafortunadamente en este mundo nada es eterno, todo se transforma y la mortal condena se aplica aquí sí, sin excepciones.

El fondo de las normas aprobadas, contienen en sí mismas la forma de transitar hacia la consolidación de un naciente proyecto de gobierno, muy diferente al que aplicaron los gobiernos que le antecedieron, a los que era necesario sacudir como consecuencia de los vicios y atonías en que cayeron, por sus abusos y su visión de aplicar el gasto público, calificado por la opinión pública como nocivo, por el ostentoso relumbrón en el actuar, estos gobiernos se proyectaron hacia la sociedad ejercitando una voracidad rapaz en la que sus funcionarios fácilmente se enriquecían, pero simulaban favorecer al pueblo que vive una inmensa e infinita pobreza.

Lo realmente preocupante es que el periodo oficial de Andrés Manuel está por terminar y que pudiera llegar un político ambicioso, con tendencias hacia el despotismo y que pretenda imponer, apoyado en ese cuerpo de leyes, a un insoportable tirano al que no podremos cambiar más que por la fuerza de las armas.


Ese peligroso camino que ya hemos recorrido en varias ocasiones, es el que ha elegido el pueblo de México cuando se han cerrado las opciones democráticas y lo ha hecho a veces con el pueblo uniformado y otras sin uniforme, los más recientes que recordamos fueron los provocados contra la dictadura de Porfirio Díaz, en que un movimiento armado derrocó el viejo régimen que, ante el avistamiento de la tempestad, el general abordó el Ypiranga rumbo a Europa, para nunca más volver, ni siquiera uno nuevo, al que volveríamos a embarcar.

Los alzamientos campesinos de Rubén Jaramillo, los movimientos guerrilleros de Ciudad Madera, Chihuahua. Del maestro rural Lucio Cabañas, Genaro Vázquez Rojas, así como el de la Liga Comunista 23 de Septiembre. Fueron muy importantes antecedentes pero el que cimbró a la nación y al mundo fue el promovido por miles de estudiantes en varias ciudades del país, que exigían diálogo y cese a la represión.

Ello obligó a que el régimen de partido único, con signos dictatoriales, se preocupara por armonizar los intereses nacionales y desde arriba, mediante una amnistía y una reforma electoral, se otorgó registro a los partidos tradicionalmente perseguidos y se dieron facilidades para la creación de nuevos partidos políticos, esa fue la puerta para que varios guerrilleros fueran diputados por la vía plurinominal y desde la más alta tribuna de la nación expresaran sus inconformidades y se recogieran propuestas para sanear nuestra democracia.


Pero estamos hablando de mucha sangre derramada de jóvenes, estudiantes, maestros, obreros, campesinos, luchando obligados contra la cerrazón gubernamental que actuaba a su manera, persiguiendo, encarcelando, asesinando, como método para preservar la gobernabilidad y la paz pública, los valores tradicionales y los grandes intereses de la nación dominada en un principio por los honrados militares, hasta 1952 en que los civiles asumieron, por conducto del licenciado Miguel Alemán, la presidencia de la República y desde entonces los verde olivo han permanecido leales al poder civil.

De ahí para acá se ha satanizado a los militares para cerrarles el paso e impedir que ellos vuelvan a gobernar proclamándonos civilistas. Quizás por eso ahora las viejas y nuevas generaciones defienden apasionadamente el sistema actual que se forjó con mucha pasión, que se pagó en algunas ocasiones con la vida misma.

El grito se alza estridente en reclamo a que no se acote el camino y que se tenga libertad para elegir a quien sea, así sean sabios o tontos, liberales o populistas, Fifis o capitalistas, pero que no se vuelva al pasado tan vilipendiado, pero ciertamente tan olvidado y tan desconocido.


En aquel pasado que se desarrolló con normas parecidas a las que hoy se proponen en materia electiva, no había diputados, ni senadores plurinominales, la cámara de diputados estaba compuesta por 300 miembros y la de senadores por 64, las elecciones las controlaba el Poder Ejecutivo, a través de la Secretaría de Gobernación, quien controlaba el padrón electoral, no había credenciales, eran boletas, una persona normalmente el páter familia se presentaba a la casilla con todas las boletas electorales para votar por la esposa, los hijos y los dependientes, ello se permitía porque la elección solo era un formalismo, el partido único tenía el gane seguro, difícilmente los partidos de la oposición tenían representantes en las casillas o en los supuestos órganos electorales, pues había pocos ciudadanos dispuestos a quemarse con los caciques locales y exponerse a represalias. Los funcionarios de casilla eran puestos y dispuestos por la autoridad y en algunos casos para taparle el ojo al macho se insaculaba.

Posiblemente esto se debía a la ansiedad de servicios y de obras, porque ciertamente aquel partido único administraba un país con un alto índice de analfabetismo, elevado atraso en el área de salud, aislamiento, sin carreteras, sin caminos, sin teléfonos, sin tecnológicos, sin universidades suficientes, su visión era el desarrollo y para ello invitaron inversionistas de todo el mundo y la riqueza petrolera comenzó a aplicarse al desarrollo, en aquella transición, se abrían escuelas y se improvisaban maestros, luego se crearon normales, para las pocas clínicas no había médicos suficientes y se fundaron universidades, siempre con la participación de la iniciativa privada, se construyeron carreteras, aeropuertos, puertos, caminos, se prepararon ingenieros, luego especialidades y se trabajaba más, posiblemente porque no había tanta grilla y la política no era una opción para vivir de ella.

Cuando surgen los plurinominales y se multiplican los partidos surge una serie de corrientes que primero, para dar cauce a sus ideas y luego a sus intereses, se multiplican por todas partes en los municipios, en los estados y desde luego en la federación, encubriendo sus causas o su religión o sus ideas con atractivos nombres como señuelo, así, está el partido de los revolucionarios, de los liberales, de los mochos y de los católicos, hay partido de evangelistas, de obreros, del trabajo, ecologistas, socialistas, de los maestros, muchos aún existen, otros desaparecieron o por ahí andan.


Pero esto fue motivo para que una pléyade de vividores se convirtieran en lideres partidistas, cazadores de regidurías, sindicaturas, presidencias municipales, gubernaturas, diputaciones, senadurías, gubernaturas y hasta la presidencia, pero todos con sus respectivas camarillas tras los jugosos subsidios federales que significan millones y miles de millones de pesos, que utilizan a discreción a veces comprando líderes de opinión o de grupos y organizaciones, no precisamente para ganar una elección sino para con sus votos llenar la bolsa de posiciones plurinominales y tener espacios en los poderes constituidos en todos los niveles de elección, por eso tiene razón el presidente, menos partidos, menos subsidios, menos vividores, lo que significa más obra, mas servicios, más dinero para las becas, más recursos para las pensiones, mas haberes para los maestros, los médicos y para la seguridad.

Finalmente habrá que esperar grandes movilizaciones para el primer semestre del año que viene, la reforma a las leyes, aunque enmendada, dejó herida a una gran parte de la sociedad que saldrá indignada a pedirle a la Suprema Corte de Justicia de la nación que anule gran parte de las leyes modificadas. Esto sucede mientras en Veracruz se trabaja y el Gobernador del Estado rindió su informe al pueblo veracruzano, siguiendo la huella del Presidente, preocupado por borrar el pasado reciente que, como apuntamos, fue muy diferente al actual, con ello da materia para comparar los estilos de quienes tuvieron el alto honor de gobernarnos y que cada quien saque las conclusiones y se forme en el flanco que más le acomode, el suyo fue un informe que proyecta el gran esfuerzo que significa representar a un Estado quebrado financieramente pero procurando hacer más con menos en base al ahorro y a la austeridad.- por el bien de la causa.