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Columnas y artículos de opinión
Urge una purga política
Luciano Blanco González
10 de febrero de 2023
alcalorpolitico.com
La corrupción política, evaluada desde un punto ético y filosófico, resulta una conducta despreciable e inmoral, por lo tanto ajena y contraria a todos los valores sociales que les dan consistencia y brillantez a los gobiernos y a las instituciones.

Para el mexicano común en su trato con los gobiernos de los 3 niveles y de las 3 áreas en que se dividen, resulta ser la corrupción una forma fácil y rápida de resolver sus problemas o evitarlos mediante el simple moche, la clásica mordida, el típico soborno o el consabido disimulo.

Qué necesidad de ir al corralón, pagar multas, grúas, o exponerse a ser detenido y perder tiempo si todo puede ser resuelto mediante un amistoso arreglo con la autoridad, en el que sale beneficiado el particular, los agentes ayudan al salario, pagan la cuota a sus superiores, el afectado es el Estado porque ya no recibe ingresos por ese concepto, esta acción que se repite de ciudad en ciudad de rancho en rancho en todos los confines del territorio nacional.


El afectado o la víctima como usted quiera llamarle, después de oír en voz de la propia autoridad el broncón en el que se acaba de meter, por traer aliento alcohólico, por hablar en el celular mientras maneja, pasarse un alto, no portar la tarjeta de circulación, no traer la ultima verificación, exceso de pasajeros, placas vencidas o lo que sea, después de arreglarse se va a veces satisfecho y a veces indignado, sabe que, si hubo abuso más le conviene no denunciar por temor a represalias.

En este rubro, el mexicano ha aprendido a ser desconfiado, pues ha escuchado que el jefe es parte de los atracos cotidianos y que gracias a ello, estrena casa, compra carro, tiene a los hijos en escuela particular, ir a quejarse es ir a entregarse y hasta te puede mandar a detener, o pronto una patrulla rondará tu domicilio, para intimidarte y que no andes de chillón, o de chivatón, dicen ellos.

Mejor quedarse calladito, como el ingenuo que le dice al cura de mi pueblo, "padrecito a usted que lo escuchan allá en Xalapa, quiero decirle que yo sé quiénes son los malos que andan creando problemas, yo sé en donde se esconden y se cuantos son, mira hijo eso no lo digas, ni en el confesionario porque no sabes si el cura esta también metido en esto y te vaya a delatar a los malos o a la policía, entonces las consecuencias las van a sufrir tú y tu familia, mejor no se lo digas a nadie, acuérdate, ni en la confesión ".


Pero por qué tiene que suceder todo esto en un régimen democrático como el nuestro, en donde se ensalza el estado de derecho, el respeto a los derechos humanos, la justicia, el sistema de leyes, la honestidad y la transparencia, qué está fallando, en dónde está el meollo del asunto, acaso en la cadena de mandos, pues ningún policía o agente actúa al margen o a escondidas de sus superiores, que sí saben lo que pasa y que a veces hasta diligentes y amables son con la ciudadanía.

Es el momento de atajar la corrupción, si es necesario reformar leyes y reglamentos de policía y de buen gobierno hay que hacerlo ahora, a nivel nacional es una exigencia presidencial, es una bandera muy manchada por malos funcionarios que no han entendido el cambio y aun ambicionan enriquecerse desde la administración pública, posiblemente porque sepan que los puestos son efímeros y que difícilmente se les presentara otra oportunidad.

En Veracruz existen como nunca las condiciones para hacerlo, lo ha dicho el Presidente, Cuitláhuac García es uno de los mejores gobernadores, al que califica de honesto y ello significa un gran compromiso para el mandatario veracruzano, quien debe de corresponder a la confianza y al calificativo presidencial con hechos tangibles.


Una depuración a fondo de los colaboradores que no le dicen la verdad sería muy sana, una purga efectiva, documentada, real, quienes están siendo acusados públicamente deben de desdecir pero es en los tribunales judiciales en donde deben de probar su inocencia, justicia sin escarnios, sin temor a la sorna mediática, para ello seguramente cuenta con la colaboración efectiva y eficiente de la Procuradora, Verónica Hernández Giadans.

Es posible que el problema no esté en las policía estatales, a cuyo mando se encuentra el Capitán de navío, Cuauhtémoc Zúñiga Bonilla, miembro de una corporación honorable y por lo mismo muy calificada y querida en todo México, también con una responsabilidad enorme ya que se le identifica por su uniforme y por su formación con un xalapeño ilustre, del que los veracruzanos nos sentimos orgullosos y él, por un compromiso de vecindad seguramente, es de los más interesados en que nuestro Estado de Veracruz goce de la tranquilidad y de la paz que se merece.

Finalmente, hay que anotar que los escándalos nacionales de corrupción, están carcomiendo las bases políticas y estructurales de la administración pública federal, pues aun cuando la sólida personalidad moral del Presidente Andrés Manuel López Obrador, a quien el pueblo tiene como incorruptible, como líder de la corriente transformadora, aglutinada en Morena, todo lo que sucede en el país principalmente lo negativo, que es lo que más destaca, atribuible a sus miembros, la opinión pública considera que "ya sabes quién" es el responsable porque los deja hacer, los destaca, los consiente y aun los apapacha, el presidente ya no se debe de dejar acercar a los oportunistas y advenedizos que el mismo ha invitado a su partido. Por el bien de la causa.