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Columnas y artículos de opinión
La Suprema es la suprema
Luciano Blanco González
10 de marzo de 2023
alcalorpolitico.com
Todos debemos de detenernos a meditar sobre lo que está pasando en el país, ahora cuando los focos de agitación se encienden por todas partes y motivan a los callados, encienden a los silenciosos e inflaman a los resignados e impotentes a manifestarse y a protestar cuando tienen la oportunidad de hacerlo, sin importar el cargo o posición social o económica.

No por otra razón estamos en la raya de lo insólito, cuando la titular de uno de los poderes de la unión, La Ministra Norma Lucia Piña Hernández, Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en un acto solemne en el que se derramó el entusiasmo general de los asistentes para recibir a la máxima figura política del país, ni por cortesía se puso de pie para compartir el contento de los ahí presentes en su mayoría representantes populares, que son un reflejo del ánimo de la nación.

Cuál sería el mensaje de la ministro o el porqué de su actitud casi de desprecio hacia a esa masa burocrática que se desvivía por quemar el sagrado incienso del aplauso al primer mandatario, acaso le quiso decir que el Poder Judicial, que ella representa, es por disposición constitucional de igual jerarquía que el Ejecutivo, o acaso quiso protestar por los constantes señalamientos del Presidente a los jueces acusándolos de corrupción y de estar al servicio de los poderosos.


No sabemos, cada quien sacó sus propias conclusiones, algunos aprobaron su gesto, otros la descalificaron y otros más en cumplimiento a sus compromisos de lealtad, ofendidos sacaron sus armas en las redes sociales para lavar tan ofensivo agravio, calificando a la ministro de arrogante y de soberbia que se niega a reconocer que el Presidente tiene razón en calificar a los funcionarios judiciales de inmorales y que su falta de humildad lo corrobora.

Cualquiera que haya sido el sentido que ella le dio, el mantenerse sentada fue como un guiño al Presidente diciéndole yo no estoy de acuerdo contigo y tu intención de dominarnos; nosotros somos otro poder y somos independientes y no nos sentimos omnímodos (sentirse absoluto y total) como afirmas.

Pareció haber sido más clara en la reunión que sostuvo con los Jueces de todo el país en el Palacio de Justicia, sede de La Suprema Corte, casi les dijo a ellos que no tuvieran miedo de periodistas, líderes, gobernadores, diputados o senadores y malandros, siempre y cuando hicieran las cosas bien, les dijo “si actuamos con responsabilidad, con prudencia de juzgadores, sin que se confunda con cobardía, todos saldremos adelante”. Durante su visita, la ministra sostuvo que los juzgadores del país deben de ser guardianes de la Constitución.


En esa reunión les recordó a los juzgadores que deben ser celosos guardianes de la constitución, manifestándoles, “Esa es nuestra fuerza, esa es nuestra dignidad y, al mismo tiempo, es nuestra responsabilidad”.

Duras palabras las de Doña Norma, que si el contenido lo extendiéramos y lo aplicáramos al resto de sus actividades, concluiríamos que en el estudio sobre la constitucionalidad del paquete de las leyes electorales, serán sus convicciones y sus principios un fuerte obstáculo para la aprobación del Plan B, de cuyo texto habrá de quitar, según afirman los juristas y la oposición, muchos puntos, comas, acentos, palabras, frases, oraciones, párrafos y páginas y en un descuido hasta desecharlas, paralizar sus efectos y hasta congelarlas.

Es decir, Doña Norma representa un poder superior, supremo, La Suprema, le compete la vigilancia de la correcta interpretación y aplicación de la Constitución General de la República, lo que el Presidente, los 500 diputados, los 128 senadores y los 32 congresos locales que no le cambian ni una coma a las iniciativas que los ejecutivos hagan, por su parte el Pleno de la Suprema, a petición de parte interesada, lo revisa, lo aprueba o lo desecha.


Que falta hace Arturo Zaldívar, quien como Presidente de La Corte, era más consecuente y discretamente vigilaba y apoyaba con argumentación jurídica e interpretación, diversas propuestas que coadyuvaban al cambio de las estructuras jurídicas del país, que de por sí constituyen verdaderos escollos que apuntalan al viejo régimen que lucha por sobrevivir y que con el régimen de la transformación está condenado a una prolongada agonía.

Tenemos que preocuparnos porque ahora las mujeres, siempre sometidas al régimen patriarcal, salen del hogar, abandonan el lecho conyugal, apagan la estufa, desenchufan la plancha y la lavadora para, por miles, marchar por las calles exigiendo igualdad, respeto y justicia, con esas manifestaciones sacuden millones de conciencias femeninas que aun no se atreven a levantar la voz como las manifestantes que atribuyen su desgracia a la falta de justicia y al supuesto solapamiento de los crueles y violentos feminicidios de los que vergonzosamente aún son víctimas.

Marchan también los ciudadanos que, motivados desde el pulpito presidencial, son actores recalcitrantes de la revolución de las conciencias a que llama el Presidente, ellos enarbolando una bandera por la continuidad del sistema electoral en el que a lo largo de 30 años hemos sido educados, también del otro lado hay inquietud por las propuestas aun no suficientemente explicadas y por lo mismo desconocidas, pero se ha dicho que pretenden renovar las estructuras electorales, recortar los tribunales que juzgan las inconformidades, con una depuración a fondo que haga menos costosa la democracia, más transparente y menos rígida, menos partidos, menos diputados, menos senadores.


Y así desfilan y acusan padres con niños en brazos, reclamando atención médica, madres con pala en mano escarbando en terregales en busca de un hijo y una ola incontenible de migrantes, reclamando se les respete el derecho humano a transitar por nuestro país en su migración al norte.

Para acabarla de amolar, ahora hasta las autoridades de Estados Unidos protestan por el asesinato de sus connacionales en Matamoros, y ahora quieren hasta mandar a sus soldados a capturar a los capos mexicanos de la droga por la supuesta falta de colaboración de las autoridades mexicanas para combatirlos, si los estados Unidos vigilaran sus fronteras para impedir el paso de los narcóticos, si depuraran su policía corrupta que a la manera de García Luna se coluden con los narcotraficantes, no tendríamos problema alguno, pero el estereotipo mental que sus líderes tienen es que los mexicanos somos la causa de todos sus problemas.

Por fortuna no es el caos, ni México está ardiendo, el país está en los estertores de un viejo sistema que se niega a morir y el nacimiento de uno nuevo, como sucede en estos casos todo parto es doloroso ya no digamos sangriento, quejumbroso y entre lágrimas, pero esperanzador y con alegrías porque se intuye una nueva vida, lo mismo sucede con un cuerpo enfermo cuando se va entre dolores, llanto y las bendiciones de los seres queridos que pronostican una nueva vida.


Finalmente, apuntemos que no hay necesidad ni de una cosa, ni de la otra, hay esperanzas de que la mano firme y serena del Presidente López Obrador, sepa guiar el rumbo de este país en el momento crítico, divididos no llegaremos a ninguna parte, quizás en el 24 retomemos el nuevo camino, quien sea electo tendrá que comprender que estos desgarramientos nos hunden, seguiremos en el bienestar como una vía humanista que ya está enraizada, pero a ella se sumará todo el pueblo si el arribo del nuevo timonel nos convence durante su campaña de su preocupación por la unidad, por el respeto a la Constitución y a las leyes y por la intención de darle a México el impulso necesario para salir adelante, de antemano lo hará con una herencia ferroviaria, aeroportuaria y energética que se avizora su pronta realización para acelerar el paso, no importa en manos de quién se deje la administración de esos bienes, el nuevo comandante supremo, deberá de confiar en los civiles y ponerlas en sus manos, en este estrato también hay hombres y mujeres honrados que servirán con pasión para cuidar los bienes de la nación..- Por el bien de la causa.