La sucesión presidencial cada día se complica más, lo que parecía ser solo un requisito legal que cumplir y sintiendo quien la maneja tradicionalmente, que el país está bajo su control total, encordó para el efecto a tres distinguidos morenistas para que ilusionados trabajaran prematuramente para que pudieran cumplir el sueño dorado de todo mexicano, que es ceñirse la banda presidencial y protestar en el Congreso de la Unión como presidente de este venturoso y gran país.

Pero el tiempo y las circunstancias políticas cambian momento a momento, seguramente en el arranque el Presidente en medio de esa fabulosa obnubilación que da el poder, percibió que sólo él podía mover las piezas del ajedrez en el sentido que él quisiera y éstas, que solo avanzan o retroceden a la voluntad de quien las juega, iban a permanecer dóciles en el tablero y claro todas preparadas para ganar.

Se avizora que no va a ser así, resulta que al interior los disciplinados pero ambiciosos aspirantes han salido rezongones y ahora, cuando menos uno le ha salido respondón y quiere imponer sus propias reglas, consulta, debate, transparencia, equidad, piso parejo es lo que exige, porque otea que los dados están cargados, así lo deja entrever la evidente cargada política por consigna que se está observando en los gobernadores de ese partido, que ante la línea, nadie se quiere quedar atrás y sin recato alguno organizan multitudinarias concentraciones a favor de la presumiblemente favorita, Doña Claudia Sheinbaum y del hermano de toda la vida, Adán Augusto López.


La propaganda y el bardeo en su favor, hacen dudar al otro aspirante, Marcelo Ebrard, sospecha de la veracidad del procedimiento de la consulta, a pesar de ello hasta ahora jura fidelidad a su partido, al igual que Ricardo Monrreal quien prefiere no ser nada antes de traicionar a su amigo y maestro Andrés Manuel López Obrador.

Nadie dude, el pueblo bueno y sabio ya decidió y está dispuesto a inmolarse defendiendo a Claudia, quien indudablemente ganará la desde ahora cuestionada consulta, cuyo resultado, Adán Augusto aceptara sin titubear para lo que se sumará de inmediato.

Sólo un ingenuo puede pensar que los actos y concentraciones de apoyo a la jefe de gobierno de la Ciudad de México, sean espontaneas y que cada uno de los gobernadores morenistas por simpatías y por convicción se suman a ella sin consultar, cada uno de ellos sabe que el costo político de una equivocación es elevadísimo y que el acierto en estas decisiones se premia con la entrega absoluta del poder regional en sus respectivos ámbitos y territorio, para ello ascensos e influencias y lo demás viene por añadidura.


Mientras la oposición al gobierno anda preocupada buscando al político que pueda representarla en las elecciones, todos analizan los diversos perfiles para encontrar a alguien que los pueda representar con dignidad, que sea competitivo y para ello debe de ser un personaje de imagen limpia, sin señalamientos de conducta mundana tanto en su vida personal como pública, carismático, que despierte pasiones, que tenga arrastre y hasta ahora no se avizora en el panorama alguien con ese perfil, dan la impresión de que están buscando una aguja en un pajar.

Si Marcelo es desechado por su partido, o él se sale porque le jueguen sucio, estaríamos ante la posibilidad de formar un Frente Nacional Amplio, integrado por todas las fuerzas políticas de la nación contrarias al actual gobierno. Ahí cabrían la alianza Va Por México, con el PAN, PRD, PRI, Movimiento Ciudadano más los que se agreguen.

Se ve difícil, pero hay suficientes posiciones que repartir si hay nobleza y corazón por una causa nueva, hay gubernaturas, senadurías, diputaciones federales y locales, ayuntamientos, en un ensayo sencillo, por ejemplo en el reparto de posiciones si así fuera, la gubernatura de Veracruz para Movimiento Ciudadano con Dante Delgado, senadurías para el PRI y el PAN José Yunes Zorrilla y Miguel Ángel Yunes Márquez y así sucesivamente en su imaginación aplique este proyecto en todos los estados y en la capital.


Pero indudablemente que se requerirá también que se retomen los viejos anhelos de López Obrador que ahora siguen inquietando a la nación, en democracia, fortaleciendo la democracia y la lucha contra la corrupción, vigorizando los organismos autónomos como el INAI; el INE y los partidos políticos.

En justicia, rejuvenecer el ideal de la equidad de los hombres frente a la ley en la que todos seamos iguales y que se aplique sin distingos a todos los que la soliciten, intentando borrar los viejos vicios que se le atribuyen, haciéndola más accesible y romper los viejos mecanismos que ahora nos colocan en la incertidumbre cuando se trata de dirimir sobre controversias originadas por los debates sobre la constitucionalidad de las leyes, por la inclinación parcial de los ministros, dependiendo la verdad última de un solo voto para completar los porcentajes.

Pero un tema que posiblemente sea el más importante es el de robustecer el civilismo que debe de volver a imperar en todo México y que, por ser una cuestión sumamente delicada, debe de tratarse con la suavidad necesaria para no herir susceptibilidades y que, si no lo sabemos hacer, podríamos caer en un arrepentimiento lamentable por las graves consecuencias que se originaría.


Para ello habría que determinar con puntualidad cuál es la función de todas las fuerzas armadas, tanto en materia de seguridad pública, como de seguridad nacional, pues de manera inexplicable se ha inmiscuido a las instituciones de seguridad nacional en tareas que nada tienen que ver con su función de salvaguardar la nación, tales como construir y administrar aduanas, puertos, aeropuertos, ferrocarriles, bancos, aerolíneas y otras actividades, en voz del presidente para evitar que estas vayan a caer en manos corruptas, quien fuere el nuevo presidente deberá de tener confianza en que en el mundo civil, existen personas preparadas y honradas para desempeñar esas tareas y confiar en los civiles para el desempeño en los mandos de las corporaciones de seguridad pública, ante quienes la sociedad se acerca sin temor.

Las viejas banderas del obradorismo deben de hacerse realidad y sus programas del Bienestar deben de permanecer inalterables, inclusive mejorarlos, pero la sociedad considera que los viejos esquemas algunos deben de revivirse como el Progresa, las guarderías infantiles, el Procampo, la búsqueda de la excelencia académica y el apoyo a la educación, la salud, la ciencia, la tecnología, el deporte y la investigación, debe de ser un proyecto amplio que le permita al país y a su pueblo sentirse orgulloso y triunfante.

Todo esto es sólo un lejano escenario, lo real es que el movimiento de la transformación continúa imbatible adelante, sus militantes sin importar el rango que detentan como gobierno o como pueblo están siempre en el frente de batalla, desempeñando labores que van desde las más enjundiosa actividad, hasta las más humildes, como repartir propaganda, pegar engomados, brigadiar u organizar concentraciones de apoyo acordes con sus ideales como lo hacen Cuitlahuac García Jiménez, nuestro gobernador, o el secretario de Gobierno, Eric Cisneros que con la camiseta bien puesta dan la cara y cuando hay que trabajar por la causa no importa la trinchera en donde se encuentren.


Finalmente, habrá que decir que una de las funciones más difíciles de desempeñar es la de construir la unidad, máxime cuando ideas e intereses son en este medio de lo mas encontrados, todos quisieran la Presidencia de la República y pensar que solo hay una cada seis años, es una lucha entre el pasado y el presente, un bando por retornar y otro por sostenerse, como sea, pero el cambio sexenal amerita que esta se desarrolle mediante una concertación, respetuosa y pacífica esto sería lo mejor que pudiera pasarle a México, que sufrirá en los próximos meses un alud de inquietudes sembrando el rencor y el resentimiento pero también quien propague entre el electorado una luz de esperanza que nos vitalice. Por el bien de la causa.