17 de febrero de 2012
alcalorpolitico.com
Si detrás de la mentira de los gobernantes, las sociedades saben que viene la violencia, como explicó Hanna Arendt, vivir en la apariencia que nos ofrece la autoridad como sustituto de la realidad, desemboca en una disociación de las funciones psíquicas que hacen perder a los gobernados el contacto con su realidad. Así, la oligocracia produce cerebros pequeños, insuficiencia mental que impide, a quienes la padecen, manejar más de cinco ideas de manera razonable. Revise usted los discursos políticos que nos saturan a diario.
El simulador hace de la conducta engañosa su propia naturaleza. La mentira, la oligofrenia y la simulación en el poder político conforman la astucia con que los gobernantes disfrazan conscientemente sus hurtos, fraudes, tráfico de influencias, peculados, exageran sus logros, esconden sus fracasos, exigen su glorificación. Amigos y familiares, subordinados y periodistas de todos los medios participan en el autoengaño, porque todos obtienen beneficios de la embriaguez del simulacro fiel. Así llevan un siglo, sexenio tras sexenio, en han querido hacer aparecer como real el desarrollo y la democracia. Nos han ofrecido como real un rostro de civilización que en estos días se marchita y se le escurre la pintura del engaño y del autoengaño, y deja ver los verdaderos rostros nacionales desmaquillados por la fuerza de la lluvia de pobreza, mediocridad, violencia.
En el gran escenario de la simulación nacional, algunas sociedades estatales realizan acciones que pueden llegar a debilitar la fuerza actual de la astucia y la estulticia. Guadalajara con su proyecto de Ciudad Digital, puesto en marcha sobre las bases existentes de diversas industrias de información/comunicación (ahí se producen los teléfonos Black Berry y muchos otros productos de vanguardia) testimonian un esfuerzo, posiblemente todavía inferior a sus mismas ambiciones y necesidades que la sociedad jalisciense ha emprendido para adentrarse en el mundo del siglo XXI, apoyado por otras actividades agroindustriales y turísticas de gran nivel tecnológico.
En Querétaro ha sido desplegado un esfuerzo consistente desde hace décadas para ser sede de las nuevas industrias de alto valor agregado, cimientos de la llamada sociedad del conocimiento, como en Guadalajara. En la ciudad de doña Josefa Ortiz de Domínguez se fortalece la aeronáutica y otras actividades que ya compiten con las industrias de Brasil. Dos elementos pueden ser destacados. Con el liderazgo del Doctor Jaime González Aburto, físico egresado del IPN y doctorado en Israel en física sólida, fue instalado en aquella ciudad el Centro Nacional de Metrología, el verdadero corazón de la producción nacional competitiva y de calidad. Ahora, entre las empresas aeronáuticas y las universidades locales han decidido educar, planificadamente, la formación de ingenieros especializados en esa rama. En Querétaro, en suma, entre el CECAM y las nuevas industrias del siglo XXI, aseguran empleos para especialistas en física e ingenieros de alta preparación académica.
La ciencia de la inteligencia simulada (diferente a la de algunos de nuestros políticos y funcionarios públicos) es por su parte el nuevo referente del progreso. Va más allá de la inteligencia artificial. Su definición inicial apunta hacia la representación de sistemas físicos, (mediante computadoras analógicas y de otro tipo), simulando, mediante signos o señales apropiados, los fenómenos reales, consiguiendo así acciones simultáneas sorprendentes. Las minicomputadoras «podrán predecir información y comunicarse con los seres humanos simulando sus pensamientos y su actuar. Steve Wozniak, cofundador de Apple y actual director de Ciencia de Fusión IQ, dice: “Creo que los mayores retos serán en las áreas de voz y visual, que harán que las computadoras vean el mundo y puedan identificarlo como lo hacen los seres humanos; hacer un trato contigo; conocer tus decisiones, lo que quieres y ser tu amigo…Yo disfruto cada vez que le hablo a mi teléfono y lo convierte en texto…Tal vez las proyecciones sobre láser vendrán, pues puedes tener una computadora muy pequeña en la que presionas un botón y muestras una pantalla en cualquier superficie, en un escritorio o una pared, y tú solo apuntas con tu mano y la apagas…». (Carla Martínez, Ve Wozniak futuro en inteligencia simulada, Negocios, Reforma, 9/II/2012).
La Royal Society inglesa informa sobre las BMI o tecnologías de interfaz neural o interfaz cerebro-computadora: «Los avances de la neurociencia podrán ser aprovechados por las fuerzas armadas en un futuro para conectar armas directamente al cerebro de los soldados… (se trata de) las armas o drones (aviones no tripulados, conectados) directamente al cerebro de un soldado… Debido a que el cerebro puede procesar imágenes mucho más rápido de lo que el individuo puede tener conciencia, un arma conectada a un sistema de interfaz neural puede ofrecer ventajas significativas, en términos de rapidez y precisión, sobre otros métodos de control de sistemas». Esta es la simultaneidad pensar/actuar que propulsa la velocidad de los reflejos humanos, sobre el principio de la inteligencia simulada. (BBC; Soldados podrán manejar sus armas con el cerebro, Milenio, 8/II/2012).
La Agencia Espacial Europea, a través de la agencia EFE, informa sobre el diseño y aplicación del Sistema de Diagnosis Médica y Cirugía Asistida por Ordenador (CAMDASS). El sistema está «basado en la realidad aumentada, (que) ayudará a los astronautas a cuidar de su salud en el espacio y les permitirá realizar cirugías de forma autónoma… Los ensayos realizados en un hospital en Bruselas demostraron que los usuarios sin experiencia pudieran llevar a cabo procedimientos relativamente difíciles gracias a las indicaciones del CAMDASS». (Milenio, Ibíd.). Este sistema impulsado por investigadores alemanes y un centro de aplicaciones espaciales con sede en Bélgica muestra que el avance de la ciencia de la inteligencia simulada revolucionará la vida de millones de personas en todos los campos, al grado de arrebatarles a los médicos el monopolio de ciertas intervenciones quirúrgicas.
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