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Columnas y artículos de opinión
Descansa en paz
Helí Herrera Hernández
30 de abril de 2012
alcalorpolitico.com
[email protected]
Twitter:HELIHERRERA.es

La conocí en el año 1987 cuando Regina llegó a cubrir los trabajos de la LIV Legislatura del Estado. El que esto escribe era diputado local y ella reportera del recién salido a la luz pública periódico POLITICA, cuyo director era don Ángel Leodegario Gutiérrez Castellanos y subdirector Joaquín Rosas Garcés.

Junto con otros reporteros de los distintos diarios de aquella época trabe amistad con todos ellos, entre los que recuerdo a Víctor Murguía del Diario de Xalapa; Melesio Carrillo Tejeda del Dictamen del puerto de Veracruz; Vicky Hernández del Sol Veracruzano, Isaelda González Conde, Inocencio Valdez Vázquez; Beto Gato (fotógrafo), Rosalinda Saenz y Zarate, entre tantos otros, con quien llegué a convivir no sólo durante mi gestión como legislador local, sino durante muchos años con la mayoría y hasta la fecha con algunos otros.


Han pasado 25 años de esos recuerdos que se agolparon la tarde-noche del sábado en mi cabeza al enterarme del asesinato de Regina, a quien apenas me encontré el martes 17 en el acto del candidato a la presidencia de la República Andrés Manuel López Obrador en la ciudad capital del Estado, y con quien empezamos a revivir algunos anécdotas vividos entre 1986-89 en el seno del Congreso local, como aquella histórica sesión de calificación de las elecciones municipales de 1988 donde las armas salieron a relucir en el graderío, a tal grado que se tuvo que pedir el ingreso de fuerzas policíacas para resguardar la vida tanto de los mismos periodistas que cubrían esa fuente, como de legisladores que denunciábamos en aquella fechas los cacicazgos políticos-económicos que prevalecían en todo el territorio veracruzano, y que imponían a los alcaldes con el beneplácito del partido revolucionario institucional.

Nunca me iba a imaginar en ese momento, que 11 días después me estaría enterando a través del portal electrónico alcalorpolitico.com la probabilidad de su muerte, confirmada una hora más tarde, a las 8 de la noche, por las mismas autoridades encargadas de procurar justicia en el estado de Veracruz, y mucho menos en la forma como ocurrió, alcanzando solo a balbucear que Regina no se merecía morir de esa manera,

Nadie de los que la conocimos podemos afirmar que fue una periodista corrupta, enriquecida al amparo de su profesión. Jamás supe que tuviera placas de taxi como comúnmente los gobiernos en turno acostumbraban a obsequiar algunos de sus compañeros de profesión, vivió siempre en la justa medianía que le daba su salario y en muchas ocasiones hasta pidiendo prestado para poder salir la quincena. (No recuerdo que su palabra empeñada para la fecha del pago la hubiera deshonrado jamás).


Nunca tuvo ingresos inmorales y por ello jamás la vimos vivir en departamentos o casas en zonas residenciales. Donde la encontraron ayer fue siempre su morada que la abría permanentemente para todos sus compañeros de profesión. Regina fue una periodista austera que supo vivir con dignidad con los pagos que le hacían los periódicos donde prestó sus servicios como fue Política, más adelante un noticiario de cable y hasta la fecha como corresponsal de la revista proceso.

Por eso duele y molesta su muerte porque era joven todavía, porque su fortaleza física y salud presumía que iba a ser una mujer longeva que iba aportar periodísticamente más.

Pero el destino operó en su contra y cortó una vida cuyos familiares y amigos deben sentirse honrados y orgullosos porque Regina Martínez les dio a todos un ejemplo a seguir tanto en su aspecto profesional como humano.


Que descanse en Paz esta periodista cabal, esta mujer que antepuso siempre sus principios a la comodidad, al lujo, al dispendio. Su dignidad y moral a la buena vida o a la vida fácil.

A Regina la vamos a recordar por lo que fue, por lo que aportó al periodismo sincero, cabal, honesto y alejado de los reflectores, de las alabanzas, de las lisonjas.

Con el abrazo solidario para toda su familia y para todos sus amigos, del gremio o no, que la trataron y conocieron.