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Columnas y artículos de opinión
País enfrentado
Helí Herrera Hernández
15 de octubre de 2012
alcalorpolitico.com
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Twitter:HELIHERRERA.es
 
No conforme con el país que heredará, donde más de sesenta mil muertos son tan solo el timbre de la guerra cruenta que prácticamente en toda la república libra el gobierno contra la delincuencia organizada, el futuro presidente de México abona al encono con una agenda legislativa que en lugar de unir, divide; en lugar de proyectar estadios de desarrollo genera enfrentamientos entre la clase trabajadora y los dueños de los medios de producción, y que en lugar de aplicar políticas públicas diferentes a las que han llevado a los países europeos a la parálisis económica, las profundiza como si no tuviera a la vista los resultados de las recetas dadas por los organismos financieros internacionales.
 
México nos guste o no, está llegando al enfrentamiento clasista y ya no solo ideológico. Por un lado decenas de millones de compatriotas cuestionando severamente la guerra decretada por Felipe Calderón contra los diferentes carteles de la droga sin ningún diseño, plan y/o estrategia, a sabiendas de la corrupción que permeaba las corporaciones policíacas y militares, inclusive, que requerían su depuración antes que sacarlas a las calles a combatir a los grupos que les pagaban para disfrutar de impunidad.
 
Las estadísticas no mienten: los índices de extorsión, secuestro, robo con violencia, feminicidios y asesinatos crecieron extraordinariamente en el sexenio de Calderón, forjando un sentimiento nacional contra esa guerra alocada que lo único que hizo fue avivar el avispero. La mejor crítica y calificación a ella la recibió el PAN el primero de julio al obtener solo el 25.40 por ciento de la votación nacional para cerca de 12.5 millones de sufragios.
 
Vistas así las cosas, la prioridad para Enrique Peña Nieto debió ser la reconciliación nacional, dado que como candidato no obtuvo >como pretendía a pesar de todo el dinero del mundo< el 51% de la votación y la mayoría absoluta en las dos cámaras que conforman el Congreso de la Unión. O no entendió bien esa lectura que le daba el pueblo de México o de plano los intereses contraídos con los poderes fácticos y los grupos económicos domésticos y extranjeros pesaron más que el interés nacional, como se desprende de la iniciativa de la ley laboral recién aprobado por la cámara baja (con los votos del PRIAN), que favorece al sector empresarial y perjudica al movimiento obrero, lo quieran admitir o no ambos institutos políticos.
 
En efecto, así lo demuestran los reconocimientos de los barones del dinero que no se han cansado de aplaudir a Peña, y que mientras el Senado no la ratifique seguirán esperando cargar en hombros al futuro ejecutivo federal este puñado de mexicanos y extranjeros, mientras millones de compatriotas se preparan para salir a las calles para exigir les devuelvan sus conquistas laborales, arrebatadas por los impulsores de un modelo económico que ha fracasado, que está muriéndose lenta pero constantemente como se observa en varias partes del mundo, pero que aquí, los ideólogos neoliberales siguen tercos en abrazarlo y seguirlo impulsando,
 
Ahora, como si la Ley Laboral fuera asunto menor, los voceros del futuro presidente de la República ya anunciaron tener casi lista la reforma energética, anunciada con bombo y platillo en Alemania por el mismísimo Peña, que le permitiría constitucionalmente a los oligopolios y trusts petroleros mundiales invertir en la paraestatal Petróleos Mexicanos, iniciándose de esa forma el proceso privatizador de esta industria que ha sostenido la economía nacional, a pesar de los saqueos, robos y fraudes de que ha sido objeto por los anteriores gobiernos, así como de la corrupción e impunidad de sus líderes sindicales.
 
Las justificaciones o pretextos para consumar su proyecto van desde lo más tonto (Pemex necesita recursos financieros que el Estado no puede dárselos), hasta los más inteligentes que hacen referencia a que Cuba se ha aliado con compañías venezolanas que le ha permitido encontrar yacimientos, y Petrobras (Brasil), que ha tenido un crecimiento sostenido en la producción de hidrocarburos, pero nada dice que la sociedad de Cuba con Venezuela esta pactada en términos de intercambio de productos y nunca monetarios, y la de Brasil que es propiedad mayoritariamente estatal.
 
Los argumentos que manejan este nuevo núcleo de políticos tricolores, aliados con el PAN para que el sector energético inicie su privatización son discutibles, el problema es que la decisión la tomarán los legisladores de esos dos partidos y no el pueblo de México que es, a quien debería >a través de un consulta popular o referéndum< preguntarles sobre tal medida, no sin antes advertirnos que al 5 de octubre de este año la reservas internacionales que tenemos en el Banco de México son de 161 mil 742 millones de dólares, y que con un 10% de las mismas se podría inyectar recursos financieros a PEMEX para modernizar su tecnología y construir por lo menos 5 grandes refinerías que abaratarán el precio de la gasolina en México, y así no solo controlar la inflación sino combatirla.
 
Estos políticos obnubilados no recuerdan lo que pasó con la compañía telefónica estatal TELMEX que le dejaba 2 mil millones de dólares cada año al Estado que servían para impulsar el desarrollo nacional, y que antes de vendérsela a Carlos Slim éste ni siquiera figuraba entre los cien hombres más ricos de México, y que 14 años después de explotar esa empresa, se ha convertido en el número uno en el mundo en riqueza con 69 mil millones de dólares según la revista Forbes.
 
¿En que se ha beneficiado el pueblo de México con las privatizaciones de lo que fueron empresas públicas? ¿Dónde quedó todo ese dinero? ¿Bajaron las tarifas de Telmex y mejoró su servicio a raíz de su privatización?
 
Hay respuestas a cada uno de esos cuestionamientos que resumiríamos así: 1.- No se benefició al pueblo de México, al contrario, esas empresas subieron los precios de los servicios y productos que venden. 2.- Nunca mejoraron la calidad de los mismos. 3.- el dinero de la venta de todas esas empresas que eran propiedad del Estado Mexicano fueron a parar a las cuentas personales de los hermanos de don Carlos Salinas de Gortari, y a la suya propia.
 
Tanto la Ley Laboral como la que están a punto de presentar en el Congreso, la Energética, enfrentaran más al pueblo de México con su gobierno a grado tal, que vislumbro y perdónenme por escribirlo, escenario de estallidos sociales que convulsionarán más, la ya de suya endeble macroeconomía que tenemos.
 
Veremos si no.