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Columnas y artículos de opinión
Esfera Política
¿Seré yo acaso, Maestro?
Ricardo Vázquez Salazar
25 de marzo de 2013
alcalorpolitico.com
Los feligreses esperan que el clero mexicano en general, siga los pasos de Jorge Mario Bergoglio, el Papa de los pobres y desprotegidos; humilde, sensible e intolerante a las injusticias. Es el sentir de los creyentes.
 
La frase de aquellos días sigue vigente: ¿Seré yo acaso, Maestro?, preguntó Judas Iscariote a Jesús cuando les dijo a sus discípulos: el que me va a traicionar es uno de los que mojan su pan conmigo en el plato.
 
En estos tiempos, dentro de la clase política se siguen haciendo esta misma pregunta. No es ninguna novedad, los casos de traición abundan a todos los niveles como ya lo hemos visto; se volverán a repetir una y otra vez, más todavía en un proceso electoral tan incierto como el que se está viviendo, aún a pesar de que los “Mesías” políticos tricolor y albiazul han retornado a tierras veracruzanas, se han hecho presentes para “salvar” a su partido.
 
Se observa que la incertidumbre continúa, tiene muy nerviosos a los actores políticos, pues bien saben que por más que se estén llevando a cabo redefiniciones de acciones, implementación de todo tipo de estrategias y artimañas, no está nada fácil anticipar “carro completo” como ciertos personajes se aventuran a decir. Algunos aspirantes a alcaldes y legisladores locales que andan desatados en plena precampaña, serán sacrificados de última hora, para dar paso a otros que no estaban contemplados, porque según contarán con mayores posibilidades de triunfo, como ya lo hemos dicho.
 
Se cree que Judas, conocido como el Traidor, procedía de Cariot en Judá. Era el encargado de administrar las limosnas, que de acuerdo con la tesis del autor británico Antony Burgess –autor también de la famosa novela que después fuera llevada a la pantalla con mucho éxito: La Naranja Mecánica- en El hombre de Nazareth era un nacionalista judío que creyó realmente que Jesús encabezaría una rebelión popular contra los ocupantes romanos.
 
A pesar de que muchos autores consideran un verdadero enigma psicológico el móvil de la traición de Judas y de que el Evangelio no da detalles que permitan establecer sus motivaciones, el motivo político de la que habla Burgess parece la más convincente. Ya desde entonces la causa de aquella traición fue simplemente política, por 30 monedas, igual que hoy en día.
 
Si se da por hecho que la última “palomeada” a la definición de candidatos se la van a dar en el altiplano, esto dará motivo a que los Judas volverán a aparecer; también le darán el beso de Judas a su candidato, pero de igual manera se encargaran de hacerlo perder; habrán de traicionar una vez más a su partido, a sus militantes, por no estar de acuerdo en determinada designación.
 
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