Barack Obama: son tiempos de que los USA crean en sus vecinos y los traten sino de iguales, con respeto a su historia y a su dignidad.
   
Ni dádivas ni limosnas. Mejorar las relaciones de comercio para ambas fronteras, que limpiarán las relaciones bilaterales y construirán una economía que limite la migración de nacionales mexicanos hacia los Estados Unidos.
 
La presencia del Presidente de los Estados Unidos ha movilizado la política mexicana y sólo los mezquinos y atrabiliarios plantean su visión, como si fuera una realidad nacional.
 

Enrique Peña Nieto viene de haber contemplado una inmovilidad agresiva de doce años de estancamiento en todos los ámbitos de la vida nacional. Y no tiene la culpa de ello. Y arrastra, también, la historia de un partido que se regodeó en la comodidad del dejar hacer, dejar pasar, y por ello, ahora, la resistencia de los críticos del status quo le exigen que en seis meses, se3 haga lo que en doce no se pudo.
 
Peña Nieto no ha esperado que las cosas ocurran por inercia. Ha despertado conciencias y sacudido al establecimiento. Necesita tiempo que no es lo mismo que complacencia, para seguir movilizando al país.
 
Se ha rodeado de buenos, eficientes e ineficientes funcionarios. Los unos se reafirmarán en los hechos; otros se tendrán que ir al no dar resultados, porque el gobierno no es patio para ensayos o adivinanzas.
 

Y esto no lo ignora el hombre mejor informado del planeta, que tiene, además, unos macizos arietes llamados Washington Post y New York Times, que infunden y difunden temores y esperanzas en la economía mundial, y guardianes en la celosa seguridad de nos norteamericanos. Y ante ellos Peña Nieto debe mostrar sus fortalezas que también son las nuestras.
 
Apoyo y colaboración es la fórmula; no dádivas; no subterfugios; no guiones truculentos en favor de las organizaciones criminales que hacen con las armas, campos de tiro en las calles de México, y trenes endrogados que recorren el país y más allá de las fronteras.
 
Ayer en la entrevista de prensa que estuvo al alcance de todos, Barack fue atento; no atravesó la cerca de la buena vecindad. Estuvo en el script de un estadista comprensivo que está dispuesto a ser justo.
 

Peña Nieto, anfitrión de buenos modales, ni fue histriónico ni estridente. Usó la información como método de inducción, sabedor de que el peso de la historia suele hacernos simuladores, y beligerantes con escasa posibilidad de triunfo, como muchos quisieran, que se envuelven en la bandera de la democracia, que en México sí la hay, y no como la reclamación interesada y temporalera, a que acuden los derrotados para criticar sólo por rencores y frustraciones.
 
En los hechos; en la realidad, Barack Obama sabe ahora, quien es Peña Nieto y hacia donde encamina al gobierno mexicano. De este lado, después de cuatro años, sabemos el destino del suyo.
 
Barack: Que tenga buena mar y mejores vientos en su periplo latino.
 

P.D.- La lucha interna a distraído a los estrategas del PAN, a los que valió Wilson lo que dice el artículo 75 del Código Electoral del estado, y mantienen sus carteles en todo lo alto de donde están colgados, como en el centro de Tuxpan, precisamente a un costado del Palacio Municipal donde el aspirante Muñoz Ganem los contempla todos los días…