Son graves las consecuencias que padecen los niños y niñas víctimas de abuso sexual, a corto y largo plazo: desde la baja autoestima, violencia, bajo rendimiento escolar, conflictos, hasta trastornos de personalidad severos. En pocas palabras, le desgracia la vida a un infante quien satisface sus instintos bestiales.
 
De los hechos recientes sobre abuso sexual de menores, nos indican que dos aspectos se deben tomar en cuenta: primero, vulnerabilidad de los niños en las escuelas, y segundo, la deteriorada confianza que se está generando entre el personal que labora en los planteles educativos, así como en instalaciones donde se llevan a cabo actividades extra escolares.
 
Lo que está ocurriendo en Veracruz es preocupante, merece toda la atención para detener a los chacales que deambulan en todos lados. La manifestación de padres de familia que se apostaron con pancartas en la Plaza Lerdo de esta ciudad de Xalapa, para exigir a las autoridades castigo para el profesor de educación física Roberto Salazar Villa, acusado de violar a menores de edad en el Jardín de niños Manuel M. Ponce, es preocupante, más por lo expuesto por los padres de familia al señalar que las autoridades del mismo plantel trataban de minimizar el agravio a los menores, lo que indica la posible complicidad de los directivos.
 

Aunque el asunto fue atendido por el secretario de Gobierno Gerardo Buganza, quien se comprometió atender la denuncia, esto no es suficiente, porque no es la primera denuncia de abuso sexual de menores en centros de educación. Ahora se ha dado a conocer por parte también de padres de familia, que en la escuela Raúl Contreras Ferto, de la comunidad El Castillo de este mismo municipio han hecho la denuncia ante las autoridades correspondientes del abuso sexual, en situación similar a lo ocurrido en el jardín Manuel M. Ponce, de acuerdo al correo enviado a Al Calor Político.
 
Apenas el pasado mes de marzo, hubo una denuncia parecida en contra de un médico del Instituto Veracruzano del Deporte, IVD, por violación a dos menores de edad, situaciones que nos señalan que algo grave está sucediendo con los menores.
 
En base a los resultados de la Consulta Infantil y Juvenil 2012, realizada por el Instituto Federal Electoral, IFE, alrededor del 13% de las niñ@s dicen que en la escuela tocan su cuerpo y piden que no lo cuenten. Las cifras son verdaderamente alarmantes para una problemática que según la Organización Panamericana de la Salud, afecta a una de cada cinco niñas y hasta a uno de cada 10 niños; y que de acuerdo con otros estudios internacionales se estima que el 90% de los agresores sexuales de niñ@s son familiares o personas que pertenecen a su núcleo más cercano. 
 

Como ya se ha comentado, la casa es el lugar donde sucede con mayor frecuencia el abuso sexual infantil. Sin embargo, la escuela es otro de los sitios donde se ejecutan buena parte de estos casos; por ello es de vital importancia que tanto papás como maestros conozcan el tema y puedan transmitir información correcta a l@s niñ@s”.
 
Lo que está pasando con los niños nos dice que algo más tiene que hacerse al respecto en Veracruz para evitar que sigan ocurriendo estos hechos, no es tan simple como castigar a quien cometa este tipo de atrocidades con los infantes, porque finalmente, aunque reciban su castigo los pervertidos, el daño ya se lo causaron a los menores. Castigos más severos para los depravados violadores, exámenes de confiabilidad para el personal que trata con niños, campañas preventivas, o alguna estrategia que de alguna manera detenga el abuso sexual contra menores de edad. 
 
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