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Columnas y artículos de opinión
La guerra es un negocio
Helí Herrera Hernández
10 de junio de 2013
alcalorpolitico.com
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Twitter: HELIHERRERA.es
 
Terminada la segunda guerra mundial, tanto los Estados Unidos como la Unión Soviética comenzaron a diseñar una estructura defensiva, ante la posibilidad que cualquiera de ellos invadiera o atacara al otro, o alguno de sus países afines. Así surgen en ambas naciones infinidad de empresas de alta tecnología vinculadas a la industria armamentista, primordialmente en la década de los cincuentas, que al estar provistas de enormes subvenciones se multiplicaron espectacularmente.
 
La guerra fría como la conocemos históricamente fue el motor que, impulsando el miedo, propaló la fabricación de modernas armas, en una fusión entre las empresas armamentistas con militares de alto rango, que al jubilarse eran contratados inmediatamente no por su capacidad para la construcción de estos artefactos de la muerte, sino como cabilderos prácticamente cuya tarea principal consistía en buscar y/o proponer al gobierno norteamericano, declaratoria de guerras contra otros países o su invasión, y así vender sus productos.

 
El discurso pronunciado por el presidente Dwight Eisenhower al terminar su mandato en 1961 dio paso a la constitución del Complejo Militar Industrial (Daniel Guérin en su libro fascismo y grandes negocios lo relata con extraordinaria sapiencia y cúmulo de datos), dado que institucionalizó la carrera armamentista, y así, ese ente no solo tenía la responsabilidad de construir armas cada vez más letales para la defensa del territorio norteamericano, sino de fomentar el espionaje en el bando contrario (URSS) para robar secretos militares, o de plano, para sacarlos de allá y traérselos sobornándolos con millonarias cantidades de por medio.
 
Poco a poco la mentalidad capitalista se fue apoderando de la industria armamentista en los Estados Unidos dada su alta producción de artefactos de guerra. Almacenados en silos de nada les servían a sus fabricantes y fue allí cuando se plantearon ellos, y posteriormente lo discutieron con su gobierno, la exportación de guerras como medio para que el negocio multimillonario siguiera su parábola ascendente.
 
Así surgió Vietnam o segunda Guerra de Indochina entre 1955 y 1975, que se tradujo en la primera derrota bélica de los Estados Unidos que le costaron más de 55 mil muertos y miles de desaparecidos; antes el enfrentamiento entre Corea del Norte y Corea del Sur (1950 a 1953); la invasión a Granada el 25 de octubre de 1983 frente al golpe de estado dado por el viceprimer ministro Bernard Coard, la invasión a Panamá para derrocar el presidente de esa nación el General Manuel Antonio Noriega el 20 de diciembre de 1989; la primera invasión de Irak entre el 2 de agosto de 1990 al 28 de febrero de 1991, mejor conocida como la guerra del golfo; la segunda invasión a ese país árabe en marzo de 2003, bajo el pretexto que tenía Saddam Hussein armas de destrucción masiva, que como todos sabemos nunca las descubrieron, y la invasión y guerra en Afganistán que inició el 7 de octubre de 2001, por mencionar las más importantes, sin contar la asesoría técnica-militar y venta de miles de armas para perpetuar golpes de Estado en distintas naciones como Chile, cuando orquestaron el derrocamiento del doctor Salvador Allende a manos de Augusto Pinochet, o vendiéndole armas a gobiernos dictatoriales como los que vivieron los argentinos, brasileños, guatemaltecos o asesinos como el de Nicaragua con la familia Somoza.

 
La guerra ha sido su negocio de todos estos fabricantes de armas que no tienen escrúpulos, principios, valores ni alma como lo ha registrado la historia en el mundo, por eso hoy que no tienen guerras declaradas el Complejo Militar Industrial ha puesto sus ojos en toda la frontera sur de su territorio para instalar cientos y cientos de tiendas que se dedican a vender armas de toda índole, provocando la muerte de más de cien mil muertes en 12 años en México.
 
De acuerdo con la investigación titulada U.S. firearms trafficking to México: New data and insights iluminate key trenes and Challenges (tráfico de armas de Estados Unidos hacia México: nuevos datos y análisis aclaran las principales tendencias y desafíos), la mayor parte de las armas aprehendidas por las autoridades mexicanas en los últimos tres años fueron compradas en los Estados Unidos (aproximadamente 83 mil armas pesadas).
 
Sin embargo el asunto ya tomo otras dimensiones y sucede que hoy los asesinatos también se cometen dentro del territorio norteamericano. Innumerables serían las descripciones de las matanzas que últimamente se están dando ya no en las calles entre las pandillas gringas sino en las universidades, en las highschool como se conocen allá a las secundarias-preparatorias donde estadounidenses asesinan a mansalva a niños y jóvenes con armas compradas legalmente en las tiendas de la industria armamentista, resultando infructuosos los llamados del presidente Barack Obama para endurecer las normas para su comercialización, dado que se enfrenta a varios representantes y senadores del partido republicano principalmente que, en defensa y representación de los militares e industriales del Complejo Militar Industrial, se oponen a ello, aludiendo la segunda enmienda constitucional de aquella nación.

 
De seguir así las cosas algo ocurrirá allá porque cada día son más las personas que exigen la modificación a ese texto constitucional que, necesariamente afectará a México para bien. De allí la necesidad de conjuntar esfuerzos civiles y de gobierno para exigir lo mismo que los ciudadanos norteamericanos: No a la venta indiscriminada de armas en los Estados Unidos.