Con centroamericanos a bordo, descarrila nuevamente “La Bestia” en Oaxaca

'La Bestia' volvió a descarrilar y los migrantes vivieron nuevos momentos de miedo "porque unos policías dispararon". El descarrilamiento ocurrió a las 4:30 horas de este lunes a un kilómetro al oriente de Juchitán, Oaxaca.

Es la misma "Bestia" que descarriló el domingo en Chahuites. La que en sus lomos transportaba a unos 600 centroamericanos que repelieron el ataque de unos asaltantes salvadoreños y de Honduras, que fueron detenidos y están sujetos a investigación.

"Como escuchamos los balazos, corrimos al monte", explicó Jorge "N" de Guatemala, quien se quedó a cargo de una niña de dos años de edad "porque su mamá me pidió que la ayudara a bajar, pero corrió asustada y me quedé con ella".

La menor fue trasladada al DIF municipal tras la mediación de la regidora de Derechos Humanos, Rogelia González Luis, en tanto se determina si la madre, originaria de Guatemala, fue detenida y enviada a la garita de La Ventosa.

El coordinador del albergue 'Hermanos en el Camino', Alberto Donis, denunció que fueron policías estatales quienes detuvieron a varios migrantes, luego de disparar en dos ocasiones. "No se vale, no es competencia de ellos. Ayer no ayudaron en Chahuites", dijo.



Tras el segundo descarrilamiento de 'La Bestia', que salió de Arriaga, Chiapas, en la madrugada del domingo, los agentes del INM establecieron un puesto de revisión sobre el tramo Juchitán-Unión Hidalgo, donde detuvieron a varios centroamericanos.

"Venimos pasando frío y hambre. Es la segunda vez que el tren para y la verdad tenemos miedo que más adelante nos paren los hombres que nos asaltaron. Sólo contamos con la ayuda de Dios", dijo preocupado el hondureño Abel Santamaría.

Personal del Grupo Beta, de Ciudad Ixtepec llegó al paraje La Guadalupana, donde descarriló el tren donde aún permanecían unos 200 migrantes, quienes recibieron agua y frutas por parte de colonos del fraccionamiento en formación "Simona Robles", ubicado en las cercanías.



Personal de la empresa ferroviaria, administrada por la paraestatal Ferrocarril del Istmo de Tehuantepec (FIT), llegó a la zona para reparar las vías y colocar las ruedas de la locomotora sobre los rieles.