Ir a Menú

Ir a Contenido

Sección: Estado de Veracruz

Con los corridos tumbados la prohibición oficial no funcionará, opina escritor

- Así ocurrió con las rumbas, sones, tango, mambo y el reguetón sostuvo José Manuel Valenzuela Arce

- No todos los corridos tumbados implican apología del delito, algunos son crítica política y social, aclaró

Ángel Camarillo Xalapa, Ver. 24/05/2025

alcalorpolitico.com


Click para ver fotos

A lo largo de la historia, distintas prohibiciones oficiales intentaron sin éxito detener la difusión de géneros musicales; advirtió el autor de “Corridos tumbados: bélicos ya somos y bélicos morimos”, José Manuel Valenzuela Arce.

Al presentar dicho libro, junto con el de “Las morras tumbadas. No necesitan de un cabrón para sentirse amadas” en el foro “Miguel Vélez Arceo” de la Casa del Lago dentro de la Feria Internacional del Libro Universitario, Valenzuela Arce destacó los ejemplos de otros ritmos sometidos en el pasado a la censura y hoy, de consumo popular.

“Pero la mala noticia es que la prohibición nunca ha funcionado. No ocurrió así cuando la iglesia quiso prohibir sones, rumbas, gatos, jarana y guarachas, diciendo que eran propiciadores de ‘lascivia canallesca y de las más animalescas actitudes’” ironizó en la actividad académica.



Mencionó que igual suerte corrió el intento de prohibición con el tango, el mambo, el rock, el reguetón e incluso con las canciones de Agustín Lara, dijo el autor, agregando que dicha censura intentó aplicarse igual a la televisión y al cine.

Sin embargo aclaró que no todos los corridos tumbados implican apología del delito, sino que en algunos casos contribuyen a realizar una crítica política y social, citando los ejemplos de “El Jefe” de la agrupación Fuerza Régida, o los distintos corridos compuestos a Vanessa Guillén, o Adriana Ríos con el corrido “¿Dónde están?”.

“Entonces, lo que estamos viendo que dentro de lo que es la participación de las mujeres en la escena tumbada (es que) hay un enorme ­–digamos– cuestionamiento a esta narrativa patriarcal y configura lo que yo llamo una suerte de biofeminismo”, concluyó.