Convertida en una sorpresiva marea de música y cintas de colores, la gran Callejoneada del 4° Festival Internacional de Tunas Femeniles rompió la de por sí tranquilidad sabatina del Centro Histórico xalapeño.
Citados en el corredor cultural “Carlos Fuentes”, donde se oculta la moderna Pinacoteca y el vernáculo Museo Casa Xalapa, las mujeres y los hombres vestidos en el riguroso negro comenzaron su procesión rumbo a la Casa del Lago.
Con la tradicional letra de "Canto al pie de tu ventana", la Callejoneada avanzó rumbo a Los Lagos en tanto el sol se despedía. Poco después del teatro JJ Herrera, empezó la fiesta, los bailes y uno que otro "¡olé!" de los bardos.
Y a los acordes de “Cielito Lindo”, la tuna bajó de la Sierra Morena por Allende, descansó un instante y siguió por Morelos, ya con una multitud al coreo de "Ay-ay-ay, canta y no llores".
Ese canto de cientos de voces iluminó la diminuta arteria asediada por las noches por los amantes de la bohemia, ya, en la Escuela de Cine, dobló rumbo a la Casa del Lago.
Para ese entonces, "Guantanamera" se oía por los balcones, los callejones, las musas y las flores. Las abuelas curiosas abandonaron su labor para deleitarse con esa copla de José Martí: "yo soy un hombre sincero/ de donde crece la palma".
Cuerdas y músicas dejaron el pavimento y pronto, bajaron a Los Lagos en donde se sumaron al concierto del 4° Festival de Tunas, para un cierre sin igual del sábado.