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Sección: Estado de Veracruz

Consumismo en México afecta al ambiente y a economía, concluye estudio

- La compra de bienes y servicios multiplican los gases de efecto invernadero

- Prevén que genere 65 millones de toneladas de basura en 2030

- Greenpeace recomienda a mexicanos transitar a un consumo responsable

Miguel Valera Xalapa, Ver. 10/07/2021

alcalorpolitico.com

Un reporte de investigación elaborado por Greenpeace México y elInstituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), Universidad Jesuita de Guadalajara, expone que en promedio un hogar mexicano gasta al mes poco más de 10 mil pesos mensuales para la adquisición de bienes y servicios, pero los hogares con más recursos tienen 18 veces más ingresos que destinan al consumo, en comparación con aquellos más pobres, lo que multiplica las emisiones de gases de efecto invernadero y otros impactos ambientales, por lo que se debe transitar de forma urgente a un consumo responsable.

El documento denominado “El consumo en México y sus impactos en el cambio climático: ¿Cómo avanzar hacia el consumo responsable?” recopila diferentes datos que muestran algunas de las afectaciones ambientales que ha dejado en nuestro país el consumismo, como la multiplicación en la generación de los residuos sólidos, que alcanzó los 45 millones de toneladas en 2016 y se espera que llegue a los 65 millones en 2030.



“A pesar de que la tasa de producción de desechos es alta, la tasa de reciclaje es infinitamente inferior. Tan solo el 1.95  por ciento de los residuos que se recuperan es a través de los estados y sus sistemas de limpia, 0.03  por ciento en los centros de acopio y 4.07  por ciento en la recuperación informal (pepenadores y centros de acopio sin registro), lo cual da un total de 6.07  por ciento de promedio en reciclaje a nivel nacional”.

Además, refiere, entre 1996 y 2005 nuestro país ocupó el lugar octavo a nivel mundial del consumo respecto a la huella hídrica, esto significa que consumimos 197 mil 425 hectómetros cúbicos al año para la producción de bienes y servicios.

México también se encuentra entre los países que más producen y vierten plásticos no esenciales al océano; es el cuarto productor de envases PET desechables y produce más de 7 millones de toneladas de plástico al año, de los cuales el 48 por ciento es destinado a envases y embalajes que no necesariamente terminarán siendo reciclados.



“El impacto ambiental que estos elementos han generado implica un costo para el país tanto en términos de salud como económicos. En relación con los primeros, el Instituto Nacional de Salud Pública informa que de acuerdo con el estudio de Carga Global de Enfermedad 2013, la contaminación atmosférica por partículas es el principal factor de riesgo ambiental a la mortalidad en México. Le siguen la contaminación del aire, agua insalubre y la exposición a litio”.

Además, el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria reporta con datos del IHME (Institute for Health Metrics and Evaluation) que, en México en 2017, más de 49 mil muertes se atribuyeron a la contaminación ambiental.

“De acuerdo con las Cuentas Económicas y Ecológicas de México (CEEM) del INEGI, para el 2018 el cálculo del Producto Interno Neto Ajustado Ambientalmente ─que permite conocer el costo económico que se tendría que asumir por los daños ambientales─ fue equivalente al 4.3  por ciento del PIB a precios de mercado; es decir, un billón 19 mil 751 millones de pesos”.



Cabe mencionar que la contaminación atmosférica representó el mayor costo ambiental en 2018, con un monto de 656,779 millones de pesos. Le siguen los gastos por la degradación del suelo, equivalentes a 119,734 millones de pesos;los asociados a los residuos sólidos, 75,821 millones de pesos; por el agotamiento de hidrocarburos, 71,937 millones de pesos; los relacionados con la contaminación del agua, 42,750 millones de pesos; los del agotamiento del agua subterránea, 41,050 millones de pesos, y los del agotamiento de recursos forestales, 11,680 millones de pesos.

El estudio también indica que la huella energética por nuestro consumo digital es cada vez mayor y el sector de las tecnologías de información actualmente requiere aproximadamente el 7  por ciento de la energía mundial, algo que se ha visto agravado por la pandemia, ya que las compras por internet se incrementaron en 2020 hasta un 60 por ciento debido a las restricciones de movilidad.

“Gran parte de la huella de carbono del comercio electrónico proviene de la última milla del proceso de envío, donde el paquete se emite desde un centro logístico a una dirección particular. Solo en 2019 se generaron 53.6 millones de toneladas métricas de residuos electrónicos en todo el mundo y solo el 17.4  por ciento de estos se recogieron y reciclaron”.



Por su parte, la entrega rápida requiere tres veces más energía que la entrega tradicional, puesto que se necesitan varios mensajeros que entreguen a diferentes lugares, lo que implica más vehículos, más tráfico y más emisiones, puntualizan los expertos.

Por todo lo anterior, reiteran, es necesario fomentar el consumo responsable, en el que el consumidor, además de tomar en cuenta aspectos éticos y medioambientales, se apropie de una serie de prácticas que favorecen estilos de vida sostenibles, buscando la justicia social, desde la equidad y la solidaridad.

“Los sistemas solidarios y sustentables de producción y consumo se presentan como una alternativa para relocalizar la economía, para poner al centro la vida. Es una acción política colectiva que exige modificar y reorientar las formas insostenibles de consumir, pero también de producir. Se trata de volver a lo local, a una economía ancestral dentro de los límites del planeta y de recuperar la soberanía del territorio para el bienestar común”, concluyen.